Un volcán entró en erupción en el suroeste de Islandia, iluminó el cielo nocturno y lanzó por los aires roca semifundida en una espectacular demostración del poder de la tierra en una región conocida por el fuego y el hielo.
La erupción del lunes por la noche parecía haberse producido a unos 4 kilómetros (2,4 millas) de la localidad de Grindavík, dijo la Oficina Meteorológica de Islandia. La localidad junto al aeropuerto más grande de Islandia fue evacuada en noviembre después de que una fuerte actividad sísmica dañara viviendas y planteara el temor a una erupción inminente.
Islandia se ubica en una zona de gran actividad volcánica en el Atlántico norte y promedia una erupción cada cuatro o cinco años. La más disruptiva en épocas recientes fue la erupción del volcán Eyjafjallajokull en 2010, que expulsó enormes nubes de ceniza y obligó a cerrar espacios aéreos en Europa.
Sin embargo, no se esperaba que la erupción en la península de Reykjanes, unos 50 kilómetros (30 millas) al suroeste de la capital, Reikiavik, liberase cenizas. El ministro islandés de Exteriores, Bjarne Benediktsson, dijo en X, antes conocido como Twitter, que no había interrupciones en los vuelos con origen y destino en Islandia y los corredores aéreos internacionales permanecían abiertos.
La televisora islandesa RUV mostró imágenes en vivo de la erupción en su sitio web. De fondo sonaban villancicos navideños.
La evacuación de Grindavík en noviembre suponía que había poca gente cerca de la zona de erupción cuando se produjo la erupción, y las autoridades advirtieron a otros que se mantuvieran alejados.
El cercano balneario geotermal Laguna Azul, una de las principales atracciones turísticas del país, también cerró de forma temporal ese mes cuando una serie de sismos pusieron a la nación en alerta por una posible erupción volcánica.
Los vecinos de la evacuada población pesquera de 3.400 habitantes tenían sentimientos encontrados mientras veían los destellos anaranjados en el cielo oscuro. Un mes después de la evacuación, muchos seguían en alojamientos temporales y no esperaban poder regresar nunca a vivir en sus hogares.
“La localidad en cuestión podría terminar bajo la lava”, dijo Ael Kermarec, un guía turístico francés residente en Islandia. “Es impresionante de ver, pero en este momento hay una sensación agridulce”.
Magnus Tumi Gudmundsson, un científico que sobrevoló el lugar el martes por la mañana en un vuelo de investigación de la guardia costera, dijo a RUV que estimaba que ya se había vertido tanta lava como en toda la erupción registrada este verano durante un mes en la península.
Gudmundsson dijo que se esperaba que el fenómeno siguiera remitiendo en intensidad, aunque los científicos no sabían cuánto podría durar. “Podría terminar en una semana o podría tomar bastante más”, explicó.
“Esta no es una atracción turística y deben observarla desde una gran distancia”, dijo a RUV Vidir Reynisson, responsable de la agencia islandesa de Protección Civil y Manejo de Emergencias.
Sin embargo, era difícil resistirse al espectacular fenómeno natural.
“¡Parece sacado de una película!”, dijo Robert Donald Forrester III, un turista de Estados Unidos.
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