El brote del coronavirus ha impactado a muchos sectores de la industria en Estados Unidos y en muchos otros países. En Miami, Nueva York o Los Ángeles, enclaves turísticos por excelencia, los hoteleros están empezando a ver las consecuencias de esta grave crisis sanitaria.
El precio de los hoteles se ha reducido prácticamente en un 70 por ciento para las próximas cuatro semanas, algo que, según los expertos, no se recuerda haber visto antes.
En Miami, el golpe ha sido aún más duro. El alcalde del condado de Miami-Dade, Carlos Giménez, ordenó el cierre inmediato de todos los hoteles, moteles y apartamentos de corta estancia para que los últimos turistas que quedaban en la ciudad se fueran.
Para Alexis Grundy, -un joven argentino que había viajado junto a su novia Michaela al sur de la Florida aprovechando que era la época de Spring Break-, su viaje se ha convertido “en un auténtico infierno”, según dijo a la Voz de América.
El alcalde había dado como plazo límite la medianoche del lunes para que salieran los turistas de los hoteles y regresaran a sus países de origen.
“Todo estuvo bien hasta hace unos días, que todo empeoró”, relataba el joven, angustiado debido a que no tenía claro cómo iba a regresar a su país natal después de que muchos de los vuelos habían sido cancelados en las últimas horas a consecuencia del incremento de casos positivos en COVID-19.
En Miami ya suman más de 1,000 personas infectadas en todo el estado. El gobernador de la Florida, Ron DeSantis, ha advertido que esa cifra aumentará en los próximos días, por lo que hay que seguir tomando todas las precauciones para frenar “tanto como se pueda” el brote.
El caso de Alexis y Michaela no es aislado. Como ellos, otros turistas se han visto “atrapados” en el sur de la Florida. Después de que muchos de ellos mostraran su inquietud a través de las redes sociales, el alcalde dio marcha atrás y aclaró que “aquellos que no tengan opción de volar antes podrán seguir quedándose en el hotel”.
“El vuelo de regreso los teníamos el 23 (de marzo), pero ahora, por razones de seguridad, el gobierno argentino nos está pidiendo que volvamos antes. Tenemos la frontera cerrada, el vuelo cancelado y no tenemos muchas formas de regreso”, explicaba el joven mientras paseaba por la emblemática avenida de Lincoln Road, una de las más famosas y abarrotadas de Miami Beach, aunque por ahora está prácticamente vacía.
Christopher Díaz y Carla León, ambos de 27 años y oriundos de Chile, narraron su vivencia a la VOA. “Estábamos de vacaciones, teníamos agendado un crucero, pero lo cancelaron en el último momento, luego nos cancelaron todas las actividades programadas para esos días y tuvimos que improvisar”, dijo León.
Admite incluso que “todo se ha vuelto mucho más restrictivo”, por lo que “no tenía mucho sentido” seguir en el sur de la Florida.
“Ya no hay playa, no hay bares, no hay nada, todo ha quedado muy restringido”, explicaba la joven que, por primera vez, ha visto cómo se imponía un toque de queda nocturno que le prohibía salir a la calle entre las 12 a.m. y las 5 a.m.
Gracias a la gestión de Latam Airlines pudieron viajar a última hora y volver a casa “antes de que las cosas se pongan peor” en Estados Unidos.
Los profesionales hoteleros y de restauración están convencidos de que esta situación pondrá en jaque al sector turístico, especialmente en Miami Beach, ya que la ciudad vive principalmente de los ingresos de los vacacionistas.
Pedro, un hombre que está al frente de un hotel en la popular Ocean Drive, y que prefirió no ser identificado, confiesa que no sabe si el negocio “volverá a levantar cabeza” en unos meses, pero sabe que el futuro que le espera “será complicado”.
Según la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que se dio a conocer este lunes, la grave crisis sanitaria podría desencadenar una recesión más grave que la de 2018.