El presidente Donald Trump tiene planeado asistir este domingo al quinto juego de la Serie Mundial de béisbol entre los Nacionales de Washington y los Astros de Houston, siguiendo una tradición de una presencia presidencial en este deporte estadounidense.
La limusina de Franklin D. Roosevelt llegó al estadio para la Serie Mundial de 1933, la última vez que la capital de la nación fue sede de este clásico. Las audiencias del Congreso sobre el colapso de la bolsa de valores fueron pospuestas para que los senadores pudieran asistir al juego.
Harry S. Truman lanzó el primer lanzamiento desde los palcos en un juego de la temporada regular en agosto de 1945, pocos días después del fin de la Segunda Guerra Mundial, lo que dio a los estadounidenses una sensación de que la vida regresaba a la normalidad después de años de conflicto global.
George W. Bush usó un chaleco antibalas debajo de su chaqueta para lanzar un perfecto strike en la Serie Mundial de 2001, a menos de 16 kilómetros del Centro Mundial Comercio de Nueva York atacado el mes anterior.
Trump, quien todavía no ha hecho un primer lanzamiento desde que es presidente, planea llegar al estadio durante el juego entre los Nacionales y los Astros, e irse antes del último out, con la intención de no causar mucha alteración entre los asistentes, informó el comisionado de béisbol Rob Manfred.
Lazos profundos con el béisbol
Aunque será la primera vez que Trump asiste a un juego de grandes ligas como presidente, él tiene fuertes lazos con el deporte.
Trump es un fanático tradicional de los Yanquis de Nueva York y ha sido visto muchas veces en el estadio del Bronx. También jugó béisbol en la escuela secundaria, donde llamó la atención de los cazadores de talentos por sus cualidades.
La presencia presidencial en los juegos de béisbol se “ha convertido en una institución y una influencia unificadora en una nación que está perdiendo las dos cosas”, dice Curt Smith, un ex redactor de discursos y autor del libro “Los presidentes y el pasatiempo” (“The Presidents and the Pastime”).
“Es parte del contenido de trabajo, ya sea de un presidente republicano, demócrata, liberal o conservador. Bush lo consideraba divertido y entendía el simbolismo del momento. Y él era la regla, no la excepción”, dice Smith.
Trump mencionó su plan para la Serie Mundial el jueves a los reporteros en la Oficina Oval. Pero cuando le preguntaron si haría el primer lanzamiento respondió: “No lo sé. Tendrían que vestirme con mucho blindaje”, en aparente referencia a un chaleco antibalas. “Luce muy pesado y eso no me gusta”.
El honor del primer lanzamiento es de Andrés
Los Nacionales, que tienen la decisión de quién hace el primer lanzamiento ceremonial, dejaron en claro que el presidente no pidió ocupar el montículo. El honor lo tendrá un notable crítico de Trump, el chef José Andrés, cuyas labores humanitarias han sido muy aclamadas.
Andrés, un español naturalizado en Estados Unidos, ha criticado los puntos de vista de Trump sobre los inmigrantes y suspendió sus planes de abrir un restaurante en el Trump International Hotel en el centro de Washington. La Organización Trump demandó entonces a Andrés, quien después denunció a la administración por no hacer lo suficiente para ayudar al pueblo de Puerto Rico después del huracán María en 2017.
Hay cierto suspenso en cómo recibirán a Trump en el estadio
Aunque la asistencia a este costoso evento estará más compuesta de elementos corporativos que un juego de la temporada regular de los Nacionales, Trump es muy impopular en la capital donde ahora reside. En las elecciones de 2016 Trump obtuvo apenas el 4% de los votos en el Distrito de Columbia.
El personal de la Casa Blanca la tratado en todo momento de mantenerlo alejado de los eventos en que pudiera ser abucheado y él raramente se pasea por esta ciudad de gran mayoría demócrata, con la excepción de su hotel, un oasis acogedor para los republicanos a unas pocas cuadras de la Casa Blanca.
‘Todos los presidentes reciben abucheos’
“Será muy bullicioso para Trump, pero todos los presidentes reciben abucheos: los dos Bush, Reagan, Nixon”, dice Smith. “Cuando los estadounidenses pagan por sus boletos, la mayoría incluye en el costo la gran tradición americana de abuchear a quien quieran.
Trump siempre ha ido un fanático del béisbol, especialmente en su ciudad natal de Nueva York. Antes de ser presidente se le vía en los juegos, a menudo a lo largo de la línea de primera base con el entonces presentador de Fox News Bill O’Reilly. Trump aparece también en fotografías memorables detrás del plato en momentos de los últimos outs de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional entre los Mets de Nueva York y los Cardenales de San Luis.
Trump jugó al béisbol en la Academia Militar de Nueva York, donde fue un inicialista (primera base) destacado.
Su entrenador, coronel Ted Dobias, dijo a la revista Rolling Stone en 2015 que “bateaba y 'fildeaba' bien, y fue observado por cazadores de talentoa de los Phillies de Filadelfia, pero él quiso ir a la universidad y ganar dinero de verdad”.
El portavoz de los Phillies Greg Casterioto dijo el viernes que los registros de los cazatalentos ya no existen y no hay forma de verificarlo. Sin embargo, cuando recibió en la Casa Blanca al equipo de Boston ganador de la Serie Mundial de 2018, Trump rememoró con orgullo lo tiempos en que jugó al béisbol.
“Yo jugué en un nivel ligeramente diferente”, dijo Trump. “Pero lo disfrutaba en cada primavera y en el olor en el aire”.
Trump, hasta ahora, es el único presidente desde William Howard Taft en 1910 que no ha hecho un primer lanzamiento en un juego de grandes ligas. El primer presidente que asistió a un juego de béisbol fue Benjamin Harrison en 1892. Calvin Coolidge, casi una década antes de Roosevelt, fue el único presidente que asistió a un juego de Serie Mundial en Washington.
Trump se sentará este domingo con directivos de la liga y probablemente observe el juego desde un palco de lujo, rodeado de seguridad y muy diferente de algunos de sus antecesores, como John F. Kennedy y Richard Nixon, que estuvieron cerca del terreno para sus actividades ceremoniales.
“En los viejos tiempos lanzaban desde el palco presidencial” dice el historiador de béisbol Fred Frommer, quien ha escrito varios libros de béisbol y dos historias sobre el béisbol en Washington.
“Los jugadores de ambos equipos se alineaban en la línea de primera base y se peleaban por la pelota. Quien la capturaba se dirigía al presidente para que la firmara”.