El Donald Trump de la campaña regresó el jueves por la noche a Ohio, en la primera escala de su “Gira del agradecimiento” tras su sorprendente victoria en las elecciones de noviembre.
Trump no solo volvió al mismo escenario en donde fue recibido por decenas de miles en octubre, sino también regresó a sus raíces: al estruendoso evento con ambiente de concierto de rock, a los mismos gritos —“Levanten el muro”, “Drenen el pantano”, “Enciérrenla”—, a presumir de sus victorias, a mofarse de algún asistente, al discurso combativo, e inclusive, como buen hombre-espectáculo, anunció la nominación al puesto de secretario de Defensa al general jubilado del Cuerpo de Marines, James Mattis.
Las únicas diferencias con la campaña fueron que ahora Trump ya no es candidato, sino el presidente electo, y la arena que abarrotó en octubre, estuvo el jueves a media capacidad.
Pero Trump igual habló en grande.
“Ahora no es el momento de minimizar nuestros sueños”, recordó a sus seguidores.
"Nunca más los intereses ajenos se antepondrán a los intereses del pueblo estadounidense. No va a suceder", decretó. "Ya no se aplican las viejas reglas. Todo lo que queramos para nuestro país ahora es posible".
Al igual que lo hizo durante gran parte de su campaña, leyó su discurso de un teleprompter, pero fue espectacular como siempre, y como siempre, pasó más de 10 minutos jactándose de su triunfo antes de delinear su plan económico.
"Nos divertimos peleando contra Hillary, ¿verdad?”, bromeó con la multitud.
Presumió el margen de su triunfo y criticó a la prensa en repetidas ocasiones. Algunos manifestantes interrumpieron brevemente el evento.
En algún momento se salió del libreto para mofarse de una manifestante, informándole que sería expulsada de la arena para que "pudiera regresar con mami".
Repitió su reciente amenaza de que, pese a las protecciones constitucionales, "si hay personas que queman la bandera estadounidense, habrá consecuencias". También repitió algunas de sus características promesas de campaña, incluyendo su compromiso de "construir una gran muralla en la frontera".
Y luego sorprendió hasta a sus propios asesores al anunciar desde el escenario la designación de Mattis, a quien le apodan "Mad Dog" ("Perro bravo") y quien es considerado uno de los principales estrategas de su generación.
Algunos todavía escépticos
Jolliff, padre soltero de 63 años, con un hijo de 8 años y con un solo pulmón gracias a una batalla casi fatal con el cáncer, dijo haber visto demasiado como para pensar que un solo mitin puede cambiar su forma de pensar.
“Él solo va a manejar sus helicópteros", dijo el ex camionero a la Voz de América sobre sus expectativas al asistir por primera vez a un evento de Trump.
"Cuando él está así como hoy, se trata solo de él en el centro de atención, pero cuando esté sentado detrás del escritorio y haciendo su trabajo, va a tener que bajar y abrir 'estos' un poco", dijo, refiriéndose a sus ojos.
Jolliff dijo que su voto fue para Trump debido a su apoyo a los veteranos, pero le preocupa la capacidad del presidente electo de decir cosas sin pensar en las consecuencias, y esperaba que eso cambie.
"Todo el mundo sabe lo que se espera de un presidente, se espera que mantenga los puestos de trabajo, que trate de poner fin a esta guerra. Nos estamos matando allá por ninguna razón, protejámonos nosotros mismos aquí", agregó.
Como Reagan
Dentro de la arena, Susan, de Akron, Ohio, se paró cerca del podio donde Trump hablaría, esperando con sus dos hijas jóvenes, que dijeron haber enfrentado burlas de los compañeros de clase debido a su apoyo a Trump.
Dijo que asistía a su primer mitin de Trump con sus hijas porque recordaba la experiencia de asistir a un mitin del presidente Ronald Reagan cuando tenía su edad.
"Este mundo está cambiando, y Trump va a ser parte de esto. Estas chicas van a ser parte de esto, y han tenido mucho que ver con esto aunque no pudieran votar, aún así fueron capaces de expresar lo que sienten, y creo que ayudaron en la elección", apuntó Susan.
Sin embargo dijo que no estar segura todavía si Trump podrá estar a la altura del recuerdo de Reagan durante sus primeros 100 días en el cargo.
"Nadie ha sido capaz de igualar eso", dijo.
Después del mitin, radiante y rodeada de sus hijas, Susan cambió de opinión —”Mejor que Reagan”.