Las nuevas tensiones con Guyana impactan en la política interna de Venezuela, especialmente cerca de la elección presidencial de julio, advierten analistas.
Los roces entre ambos países por su histórica disputa de un territorio de 159.000 kilómetros cuadrados, el Esequibo, se desempolvaron la semana pasada debido al sobrevuelo de aeronaves militares de Estados Unidos sobre Georgetown y zonas aledañas, el patrullaje de aviones de la Fuerza Armada venezolana en la frontera y el anuncio del gobierno de Nicolás Maduro de que adelantará obras en la zona en reclamación.
El gobierno de Estados Unidos informó que dos aviones F18 Super Hornets pertenecientes a su Marina, sobrevolarían la tarde del jueves pasado Georgetown, la capital del vecino de Venezuela, y sus zonas aledañas. La operación fue aprobada por Guyana.
La cancillería venezolana lo interpretó como parte de “reiteradas provocaciones” y reiteró su denuncia sobre la presunta activación de una “maquinaria de guerra” en su contra.
Venezuela comandó “un despliegue organizado de patrullas aéreas” compuesto por aviones Sukhoi rusos, F-16 estadounidenses y K-8 de manufactura china, sólo una hora después del anuncio de Estados Unidos, reveló el ministro de defensa Vladimir Padrino López.
Indicó el ministro Padrino López que permanecía activado el sistema de defensa aéreo de la nación para prevenir “cualquier intento de violación del espacio geográfico venezolano”.
Horas luego de las palabras de Padrino López, otro alto oficial informó que ingenieros de la Fuerza Armada venezolana construyeron un puente provisional sobre el río Cuyuní, en la frontera con el Esequibo, “para llevar armonía y progreso” al Esequibo, prometiendo construir escuelas, carreteras, pistas, universidades y centros de salud.
El oficialismo venezolano está dando pasos sobre el Esequibo “en función de la política interna”, es decir, de asuntos trascendentales como la elección del 28 de julio, de acuerdo con el doctor en ciencias políticas y diplomático en condición de retiro Sadio Garavini.
Dijo observar que potencias militares como Estados Unidos y el Reino Unido han demostrado con hechos su “apoyo” a Guyana, recordando la presencia del buque de guerra inglés HMS Trent en aguas de esa nación, en enero, como un gesto de respaldo.
Garavini, quien fue embajador en Guyana entre 1980 y 1984, consideró que es “ridículo” pensar que las obras prometidas por Venezuela se concretarán pronto y estimó que son anuncios hechos de cara a los resultados del referendo consultivo en diciembre pasado sobre el Esequibo y que busca enviar un mensaje a lo interno de la Fuerza Armada.
El experto advirtió sobre la posibilidad real de que ocurra un incidente con Guyana o un aliado internacional que impacte en la elección de julio, incluso postergándolas.
“Lo veo difícil. Sería muy mal visto externamente”, incluso entre aliados de Caracas, como los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, así como China, cuyo Estado tiene acciones en proyectos petroleros costas afuera de Guyana, dijo a la Voz de América.
Garavini recordó que está marcha una negociación “muy compleja” entre diversos actores internos y de la comunidad internacional, que incluye temas como las garantías democráticas de la elección de julio. Varios de los actores y veedores de esos diálogos están también involucrados en el caso Esequibo.
Tensiones militares
A finales del año pasado, Venezuela amenazó con defender militarmente su soberanía en el Esequibo, toda vez que Guyana confirmara concesiones petroleras para explotar áreas en aguas que Caracas considera parte de zonas limítrofes aún sin delimitar.
Una reunión de los presidentes Nicolás Maduro e Irfaan Ali en San Vicente y las Granadinas, en diciembre, arrojó el compromiso de ambos de aminorar las tensiones y evitar el uso de la fuerza para resolver sus diferencias limítrofes.
Desde entonces, se han acusado mutuamente de romper el acuerdo. El mes pasado, Maduro promulgó una ley para defender el Esequibo, que incluye la designación de una autoridad provisional en ese nuevo estado y su anexo al mapa nacional.
Félix Gerardo Arellano, licenciado en estudios internacional y doctor en ciencias políticas de la Universidad Central de Venezuela, consideró que la comunidad internacional tiende a cohesionarse a favor de Guyana por las decisiones del chavismo sobre el tema.
“El tema de Guyana se ha venido en los últimos tiempos más como un asunto de política interna que como un tema complejo de política exterior”, expresó a la VOA, añadiendo que el referendo de diciembre fue “un trapo rojo del nacionalismo” que no caló.
“No genera esa pasión en la población venezolana y generó complicaciones en la comunidad internacional y no tuvo el efecto al que se aspiraba”, apuntó.
No sólo los aliados de Guyana han cerrado filas con ella, entre ellos los 15 países del Caribe, antes socios políticos y comerciales del expresidente Hugo Chávez, sino además han mostrado prudencia países cercanos a Venezuela, como Cuba y China, subrayó.
“Es un tema complejo y mal administrado” por el madurismo, evaluó Arellano.
Escenario “real” sobre la elección
Varios analistas y diplomáticos advirtieron en 2023 que el aumento de las tensiones geopolíticas y militares con Guyana por parte del gobierno venezolano podría tener entre sus objetivos una estrategia política para postergar o suspender la elección presidencial.
Partidos del antichavismo denunciaron que el gobierno pretendía crear un escenario para imponer un estado de excepción que justificara la suspensión de elecciones presidenciales.
De nuevo, expertos hablan de esa posibilidad. Ryan Berg, politólogo, profesor de la Universidad Católica de las Américas y director del programa para el continente del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), mencionó en sus redes sociales que la cancelación de la elección “es una consideración real” para Maduro.
El docente contempló 3 posibles argumentos: la presunta instalación de bases militares en Guyana y la subsecuente amenaza de “invasión”; el “terrorismo” o sabotaje contra la sede del poder electoral; y un supuesto golpe de Estado promovido por la oposición.
El sábado, el ministro del Interior venezolano reportó que se sofocó un incendio presuntamente provocado cerca de los galpones del Consejo Nacional Electoral, lo que calificó como “un acto de terrorismo” y de “sabotaje electoral”.
En 2020, el año de la elección parlamentaria que ganó el chavismo por ausencia del bloque de partidos de la oposición tradicional, un incendio ocurrido en esos galpones del poder electoral destruyó 49.000 máquinas de votación y 582 computadoras del registro civil, entre otros activos.
La entonces presidenta del poder electoral, Tibisay Lucena, quien luego encabezó un ministerio del gobierno, recordó que un siniestro similar quemó en 2017 varias máquinas de votación antes de las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente. Lo llamó “sabotaje de la oposición”.
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