Partes del este de Australia vieron las temperaturas en septiembre, el primer mes de primavera en el hemisferio sur, subir 16 grados Celsius por encima del promedio, de acuerdo con la investigación de la Oficina de Meteorología.
Se han estudiado dos olas de calor extremo que se extendió a través de grandes áreas del interior desde el estado sureño de Victoria, a Queensland, en el norte.
El estudio encontró que los factores estacionales y el cambio climático a más largo plazo eran culpables, junto con condiciones inusualmente secas. Australia ha tenido su invierno más cálido desde que comenzaron los registros en 1910, y uno de sus inviernos más secos, también.
Algunas zonas agrícolas han tenido poca o ninguna lluvia durante meses.
Craig Noye, un productor ganadero en el estado de Nueva Gales del Sur, dice que las olas de calor recientes han desmoralizado a la comunidad agrícola.
"El calor fue directo y conmocionó a muchos animales y el país también, aún más seco de lo que era antes. Los últimos seis meses sin lluvia han tenido el mayor impacto alrededor de aquí en los agricultores. Es sólo otro, sí, otro cuchillo en la espalda para los agricultores. Necesitaban la lluvia ni siquiera temperaturas más calientes con el viento".
Los investigadores también han descubierto que las dos ciudades más grandes de Australia, Sydney y Melbourne, podrían registrar días con temperaturas de 50 C (122 F) en unas pocas décadas.
El estudio, realizado por la Universidad Nacional de Australia, pregunta cómo los hospitales, las escuelas y la infraestructura de la ciudad enfrentarían tales condiciones.
Partes de Australia han soportado temperaturas cercanas a los 50° C, pero en su mayoría han sido pequeñas y remotas ciudades rurales, no grandes centros poblacionales.
En su famoso poema sobre Australia, la autora Dorothea Mackellar, escribe: "Amo un país quemado por el sol, una tierra... de sequías e inundaciones de lluvias".
Si bien Australia es una nación muy acostumbrada a los extremos de la naturaleza, muchos se preguntan cómo va a enfrentar si, como se espera, las condiciones se vuelven más calientes y más secas en los próximos años.