Los 33 congresistas demócratas y 26 republicanos del Comité de Apropiaciones de la Casa de Representantes pasaron revisión al trabajo de las agencias de cooperación de Estados Unidos que en la actualidad enfocan logística y recursos para hacer frente al cambio climático.
En una audiencia realizada este miércoles, los legisladores interrogaron a funcionarios de segundo nivel de la administración del presidente Joe Biden que trabajan sobre el terreno con fondos de los contribuyentes para revertir el impacto de cambio climático en amplias regiones del mundo.
La presidenta del comité, la demócrata Barbara Lee, abrió la sesión alertando de la importancia del fenómeno climático y del impacto del calentamiento global; especialmente zonas insulares o franjas marítimas en tierras continentales donde el cambio climático se ha vuelto más evidente.
Los funcionarios invitados a testificar en la audiencia expusieron con algunos niveles de precisión los planes y hacia dónde apuntan en cada región los objetivos; como Jeffrey Haeni, director interino del Centro de Medioambiente, Energía e Infraestructura de la Agencia Internacional de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID).
También el asesor principal sobre cambio climático en el Departamento de Estado, Leo Martinez-Diaz y el jefe de asuntos climáticos de la Corporación Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo Financiero, Jake Levine; todos plantearon las líneas de trabajo desde el ejecutivo para canalizar donaciones, gestionar inversiones y acuerdos con aliados para afrontar la situación.
“Para evitar una catástrofe climática, debemos trabajar en estrecha colaboración con los países socios para apoyar sus esfuerzos por reducir drásticamente las emisiones, y dando prioridad al crecimiento sostenible de los países menos desarrollados, lo que requerirá inversiones a gran escala para transformar las economías, modernizar los sistemas de energías, alimentos y transporte”, señalo Jeffrey Haeni, de USAID.
En América Latina hay países con los que se trabaja en esas líneas, como Colombia, donde hay programas por parte de la agencia que contienen estímulos para restaurar bosques y otros ecosistemas que ayudan a reducir el calentamiento global.
“Se recaudaron 66 millones en 2019 de empresas que buscan compensar un impuesto al carbono”, dijo Haeni, lo que ha generado 20 millones de dólares para las comunidades participantes. De igual manera hay en otros países programas enfocados en cooperación técnica para transitar a energías renovables.
El asesor del Departamento de Estado explicó a los congresistas que cualquier esfuerzo aislado no tendrá éxito para hacer frente al cambio climático, sin duda sólo se tendrá éxito con el apoyo de otros países, y que el financiamiento es solo una parte del trabajo para enfrentar la situación.
“Apoyar el despliegue de tecnologías de energía limpia, proteger la biodiversidad, los bosques, los humedales y otros ecosistemas vulnerables que capturan y almacenan carbono” es urgente para transformar la economía del siglo XXI dijo Leo Martinez-Diaz.
También exhortó a los congresistas del comité que decide sobre la asignación de fondos de cooperación sobre el liderazgo “crucial” que debe mantener Estados Unidos para preservar la confianza en la financiación climática, pues está claro que la primera potencia mundial tiene que sortear regiones donde China se disputa la confianza, sin tener ahora una postura para hacer frente al calentamiento global.
Por ahora el mayor dinamismo de inversiones apunta a las matrices de energía según refleja el portafolio de proyectos e inversiones en proceso de la Corporación Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo Financiero, que da cuenta que a finales de 2020, un tercio de financiamientos está enfocado en el sector energético con 120 proyectos que ascienden al monto de 10.500 millones de dólares.
“Además de los proyectos de energía, hemos comenzado a aumentar nuestras inversiones en seguridad alimentaria y agricultura, con 213 millones comprometidos en este sector en 2020. El apoyo a la agricultura sostenible nos permite respaldar esfuerzos clave en adaptación y resiliencia para abordar la escasez de alimentos impulsada por el clima” dijo Jake Levine, al explicar que muchos proyectos están en América Latina.
Escepticismo sobre la viabilidad de las inversiones
Desde ambas alineaciones del Comité llegaron cuestionamientos sobre la viabilidad de las inversiones y la cooperación de las agencias, y cómo se puede garantizar que llegan a las comunidades más impactadas.
La congresista Norma Torres por ejemplo cuestionó si se podría garantizar que con los planes proyectados las comunidades rurales de los países del Triángulo Norte no se verían forzadas a dejar sus territorios y migrar de forma irregular hacia Estados Unidos, habiendo visto el impacto de los huracanes que destruyeron gran parte de la matriz agrícola de Guatemala, Honduras y El Salvador el año pasado.
Otros legisladores –según su filiación- se adentraron en el alcance global de Estados Unidos y la Administración Biden con esos objetivos en contraposición al desafío de China que incursiona de manera acelerada en regiones vecinas como América Latina.
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