El primer Foro Mundial sobre los Refugiados culminó el miércoles con una mirada puesta en la grave situación política, económica y humanitaria que padece Venezuela.
Los representantes han advertido que si la crisis continúa en ese país, el número de desplazados podría superar con creces a Siria, con más de seis millones de refugiados.
Además de Venezuela, otros países como El Salvador y Honduras, están haciendo frente al mayor flujo migratorio de toda la historia.
El representante especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para los temas de Venezuela, Eduardo Stein, advirtió que esa es una situación “compleja” y “retadora”.
En su opinión, la región debe hacer frente a los “desplazamientos forzados y de gente que busca asilo o refugio porque están huyendo de una situación extremadamente precaria en su país de origen, de carencias extremas en servicios básicos y de persecución política”.
Si las cosas continúan de esa forma, dijo Stein, la crisis podría superar a lo que se vivió en Siria con una proyección de unos 6.5 millones de venezolanos que habrán abandonado Venezuela a finales de 2020.
Stein aseguró que se requieren “servicios casi de urgencia como la alimentación, abrigo, servicios médicos, educación para los niños” para gestionar esta gravísima emergencia migratoria.
Sin embargo, “la inserción socioeconómica en los lugares de destino y en las comunidades de acogida” es algo primordial para ACNUR ya que será la única manera de controlar con cierto éxito esta crisis humanitaria.
Rechazo en los países de acogida
El funcionario de ACNUR lamentó que “en las comunidades de acogida se empiezan a exhibir cada vez más disgusto y molestia” ante el flujo de migración venezolana.
“Creen que hay una mayor atención a los migrantes venezolanos que a las propias necesidades de la población local, lo cual en la mayoría de casos no es así”, argumentó.
Colombia, Perú o Ecuador son algunos de los países que se han mostrado más receptivos con la crisis en Venezuela y muchos migrantes se han instalado ahí en busca de una vida mejor.
Stein alertó que “se han ido multiplicando las expresiones públicas de molestia o de disgusto” por la presencia de esta población migrante en otros países de la región.
“Hay reacciones múltiples que, desgraciadamente, algunas fuerzas políticas de la oposición están tratando de cultivar para sus propias agendas de descalificación de los gobiernos de turno, pero sí, es un problema bastante serio por las implicaciones políticas que esto supone”, criticó.
Más fondos para afrontar la crisis
El representante especial de ACNUR se mostró agradecido por el “apoyo de la comunidad internacional” y “de los propios países de acogida”.
Para el año 2020, pronosticó que habrán “cada vez más necesidades en más países de destino”, por lo que aseguró que se necesitarán unos 1,300 millones de dólares de fondos para paliar estas crisis migratorias.
“Muchas organizaciones consideran que es demasiado dinero para poderse recaudar y nosotros no estamos tan pesimistas en ese sentido”, recalcó.
Tras el anuncio de Brasil de conceder el estatus de refugiado a todos los venezolanos que lleguen al país, Stein apuntó que el “sistema de acogida ha supuesto una importante cantidad de planificación previa y de previsiones de demanda laboral en muchos territorios de Brasil”.
Además se mostró satisfecho porque “la mayoría de personas que cruzan a Brasil no solamente obtienen un documento de identidad sino que casi inmediatamente una carta de trabajo”.
En general, los presentes en este Foro Mundial que tuvo lugal en Ginebra del 16 al 18 de diciembre, han mostrado su determinación y coraje para afrontar un complicado período, donde se calcula que hay unos 25 millones de refugiados en todo el mundo.
