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“Sopa, seco y jugo”: ¿cuánto cuesta un almuerzo corriente en Caracas?


 ¿Cuánto cuesta un almuerzo corriente en Caracas?
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En la capital de Venezuela, Caracas, comer en restaurantes suele ser caro de acuerdo con el poder adquisitivo de la mayoría de los venezolanos. Algunos son inalcanzables para la mayoría, otros no tanto.

Entre 6 y 8 dólares cuesta un menú ejecutivo en un restaurante en Caracas. El almuerzo, que incluye sopa, plato principal y jugo, es de los más “baratos” en esta ciudad costosa para comer si se toma como referencia el salario promedio del venezolano.

En la entrada del restaurante de Giacinto Gagliardi en Caracas, una pizarra muestra el menú del día: sopa, plato principal y un jugo por 8 dólares: es “barato” en una ciudad costosa para comer.

Menús similares de “sopa, seco y jugo”, como comúnmente se llama al almuerzo corriente, abundan en barrios de oficinas en la capital de Venezuela. La competencia es fuerte y los establecimientos se esfuerzan por ofrecer el mejor precio para atraer a los escasos comensales.

“Hago un menú resuelto, pero es principalmente para atraer gente”, explica Gagliardi, conocido entre los clientes como 'Yaqui', quien es dueño de la Trattoria de Orlando, en la zona financiera de Chacao desde 1957.

El plato principal puede ser un bistec, pollo, pescado o pasta. “Y el plato es abundante”, describe. Ofrece también hamburguesas y pasticho, una versión venezolana de la lasagna, para el almuerzo.

Comer en restaurantes de Caracas puede ser tan costoso, o similar a Los Ángeles, Beijing o Abu Dabi, según un índice elaborado por el medio especializado The Economist, que presentó en febrero las ciudades más caras para celebrar el día de San Valentín.

¿Es más caro comer en Caracas que en algunos restaurantes de las ciudades más cosmopolitas del mundo?
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Un venezolano de a pie no tiene acceso a los restaurantes más caros, reservados para una microscópica porción de la población que tiene los medios para costear la cuenta, que, para una pareja, supera en la mayoría de los casos los 100 dólares.

Un salario mínimo en la administración pública no llega a 100 dólares y en la privada en promedio ronda los 350 dólares.

“Un almuerzo en un restaurante estaría en el orden de los 40, 50 dólares, que equivale a cinco almuerzos de hoy”, destaca Javier Gómez, un contador que trabaja en la zona, que pagó 6 en “sopa-seco-jugo” cerca del restaurante de Gagliardi.

En Chacao, un pequeño pueblo rodeado de torres de oficinas, varios establecimientos ofrecen estos almuerzos. En la tasca La Fallet, a pocas cuadras, hay filete de pollo en salsa de miel y mostaza, carne o una merluza a la Meunière por 8 dólares, incluida la sopa y el jugo. Se paga 6 solo por el principal, sin jugo.

Nelson Urbina, jefe de cocina en otro restaurante mucho más pequeño, destaca que un menú así se sirve “para subsistir”. “El negocio tiene muchos gastos: todos son unos montos muy elevados, incluidos los impuestos de la alcaldía” de este municipio acomodado.

La comida chatarra es también una opción: un perro caliente muy simple a 1 dólar o dos hamburguesas por 5.

En 2022, Venezuela mostró una tímida recuperación después de años de recesión, en los que el PIB se redujo 80 % en una década. La liberación de precios y el fin de un férreo control cambiario que llevó a una dolarización de facto contribuyeron al alza en los índices.

Muchos comercios abrieron en los últimos dos años con la mirada puesta en el target más alto de la población.

“Pensaron que al ser unas inversiones tan grandes tenían que apuntar a un target súper alto y entonces allí es cuando comenzamos a ver esa distorsión en los precios, porque se apostó a un público objetivo que en ese momento podía salir y gastar dinero sin límite, pero ese público ya no está”, explica a VOA Iván Puerta, presidente de la Cámara de Restaurantes de Venezuela.

De hecho, la probabilidad de que cierren los restaurantes que abrieron en los últimos 24 meses es alta. La cámara alerta que la mortalidad puede alcanzar el 70 % este año para establecimientos que realizaron inversiones sin base sólida.

Cierra el almuerzo y el silencio se apodera de la trattoria de Gagliardi: entre las 2 y las 6 de la tarde está desierto. Pero con el cierre de las oficinas de la zona comienza a llegar gente para la que también tiene ofertas: música en vivo acompañada de cubetas con cervezas heladas en promoción.

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