La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) terminó su asamblea número 65 con un contundente documento donde manifiesta su preocupación por “el acoso que varios gobiernos de la región ejercen sobre los medios de comunicación a través de leyes o ataques directos contra la libertad de expresión, que marcan un profundo retroceso y amenaza”.
Según el presidente de la SIP, Enrique Santos Calderón, hay normativas aprobadas o en debate en Latinoamérica, que bajo el pretexto de “un marco popular y democrático”, intentan debilitar a los medios de prensa.
Esto quedó en claro con la negativa de la presidenta Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que no aceptó la invitación para inaugurar la asamblea.
Un ejemplo de la presión a los medios la sufrieron los periódicos argentinos La Nación y Clarín con el bloqueo de sus plantas de impresión, en medio de un conflicto gremial con el poderoso Sindicato de Camioneros, afín al gobierno.
El sindicato dificultó el reparto de los periódicos sin que el Estado interviniera, remarcó el presidente de la Asociación de Distribuidores, Gustavo Casey.
Mientras, la presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión del Congreso Argentino, la diputada Silvana Giudici, señaló que “es imposible ocultar el malestar social, por más presión que ejerza el poder político”.
Por su parte, el vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, quien ha marcado sus diferencias con el gobierno de Kirchner, reconoció que “la nueva ley de radiodifusión debe ser modificada”.
La SIP advirtió sobre los ataques graves contra la prensa que se produjeron en Venezuela, Bolivia, Cuba, Honduras y Nicaragua.
Además, calificó como más peligrosos para trabajar a México, Guatemala, Colombia, Honduras y el Salvador, donde periodistas fueron asesinados.