Miles de trabajadores y desocupados coparon el miércoles el centro de Buenos Aires para reclamar un aumento de sueldos y de los subsidios al desempleo y la pobreza, en busca de lidiar con la alta inflación que castiga el poder adquisitivo de los argentinos.
Las manifestaciones de sindicatos y agrupaciones de desocupados tuvieron lugar en medio de una prolongada crisis financiera y tras una inflación del 7,4% en julio, el valor mensual más alto en 20 años. Analistas consultados por el banco central esperan para 2022 una inflación superior al 90% anual.
Los manifestantes pretenden que el presidente peronista Alberto Fernández respalde amplios aumentos salariales, en línea con la inflación, y suba los subsidios sociales.
"No podemos seguir con este nivel de inflación donde todos los días seguimos perdiendo parte del salario", dijo durante la protesta el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), el también peronista Pablo Moyano, quien pidió al mandatario que controle las alzas de precios.
El centro de la capital argentina se volvió prácticamente intransitable por las protestas, que se concentraron frente a la Casa Rosada y al Congreso de la Nación tras recorrer las principales avenidas de la ciudad con banderas de sindicatos y de organizaciones de izquierda, al ritmo de tambores.
"No hay trabajo, los salarios no alcanzan, hay remarcación de precios permanente", explicó a Reuters el secretario general de la Federación del Papel, Ramón Luque, quien detalló que "uno de los principales problemas básicos es la hiperinflación que estamos atravesando desde hace un tiempo a esta parte".
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