El estado de Washington se ha declarado en emergencia por la sequía de nieve a pesar de que la lluvia sigue siendo cayendo de forma regular, lo cual lo diferencia del resto de la Costa Oeste.
Se trata de sequía de nieve, porque el área cubierta de hielo es solo 16% de lo normal. En varias montañas la nieve ya se ha derretido debido a las altas temperaturas y donde en tiempos normales todavía debería haber 80 pulgadas de nieve, hoy no hay nada más que las flores típicas de los glaciares.
No ha habido todavía ningún racionamiento de agua como en la vecina California, pero eso podría cambiar puesto que la sequía es inevitable.
Los meteorólogos no esperan que la sequía en toda la Costa Oeste se vaya a aliviar este año. La mejor esperanza es que una corriente El Niño muy fuerte llegue el próximo año, que de ser suficiente intensa, podría provocar –como es usual—fuertes lluvias.
Si el patrón que se está formando en el Pacífico toma fuerza y persiste, podría traer fuertes lluvias que provean de un verdadero alivio a la sequía. “Potencialmente podría ser el comienzo del final de la sequía”, dice el climatólogo, Bill Patzert.
Patzert explicó que el creciente aumento de la temperatura en el Océano Pacifico a lo largo del ecuador este año, recuerda las condiciones de la primavera de 1997, en el preludio de un El Niño récord que trajo fuertes lluvias a California.
En el invierno 1997-98 hubo inundaciones y deslizamientos de tierra, y hasta 17 muertos. Pero en febrero de ese año, Los Ángeles recibió el equivalente de todo un año de lluvia solo en febrero.
No obstante los expertos advierten que todo podría cambiar: El Niño podría desaparecer antes de que comience el invierno, puesto que el fenómeno es especialmente difícil de predecir.
“Ojalá que en junio, lo más tarde en julio, tendremos una mejor idea de si va a ser un evento fuerte”, dice Patzert.