Los cuerpos de un hombre y su hija que murieron ahogados al intentar cruzar el Río Bravo hacia Texas fueron sepultados el lunes en su natal El Salvador, una semana después de que una desgarradora imagen en la que ambos aparecen inertes boca abajo le diera la vuelta al mundo.
Unos 200 familiares y amigos siguieron la carroza fúnebre que llevaba los restos de Óscar Martínez y su hija Valeria, de 23 meses, hacia el cementerio de La Bermeja, en el sur de la capital San Salvador. Los periodistas no tuvieron acceso a la ceremonia privada.
Muchos vestían de negro y portaban flores y hojas de palma. Algunos llevaban carteles con el logotipo del equipo de fútbol Alianza, del que Martínez era aficionado.
“Yo los conocía. Son buena gente, y no puedo creer que murieran así”, dijo Berta Padilla, quien llegó con otras 30 personas en un autobús desde Altavista, ciudad en la que vivían los Martínez antes de emprender el viaje rumbo a Estados Unidos a principios de abril.
“Venimos de Altavista para acompañar a la familia de Óscar”, agregó Padilla. “Estamos con ellos en su dolor”.
Tania Vanessa Ávalos, viuda de Martínez y madre de Valeria, regresó a El Salvador el viernes antes de la repatriación de los restos.
Un policía municipal dijo que las tumbas estaban en un área del cementerio que lleva el nombre del santo Óscar Romero, arzobispo de San Salvador que defendió a los pobres y fue asesinado en 1980. Los restos de Romero, quien fue canonizado el año pasado, se encuentran en una cripta de la catedral de San Salvador.
Al concluir el sepelio, varios familiares permanecieron en el lugar para dar un último adiós, señaló Reyna Morán, amiga de la familia.
“Esto es muy doloroso, más que todo por la bebé y el muchacho que se fueron buscando un futuro mejor, pero todo terminó en el río”, dijo Morán.
Las tumbas quedaron cubiertas de varios arreglos florales, incluyendo uno del presidente de El Salvador y la primera dama. El ministro del Interior Mario Durán estuvo entre los presentes.
La foto de Martínez, de 25 años, y su pequeña dentro de la camisa y aferrándose al cuello de su padre con un brazo, desató muchas emociones en todo el mundo. La imagen ilustró los peligros que enfrentan los migrantes y solicitantes de asilo en su intento por llegar a Estados Unidos.
“Estamos consternados, impactados, en todos hay dolor”, dijo el alcalde de Altavista, Víctor Manuel Rivera. “Esta familia ha perdido un ángel de apenas casi dos años y al ver esa imagen desgarradora, la foto, se impacta, y la familia está herida”.
El presidente salvadoreño Nayib Bukele dijo el domingo que estas muertes eran “una gran tragedia” y dijo que la culpa es compartida por los gobiernos.
Las políticas estadounidenses diseñadas para desalentar a los migrantes de Centroamérica y otros países han dejado a miles de ellos varados en la frontera mexicana mientras esperan para solicitar asilo en Estados Unidos. En tanto, México ha reforzado su seguridad migratoria ante la intensa presión del gobierno del presidente Donald Trump.
Y Bukele, quien asumió el cargo apenas hace un mes, dijo que su propio país también es responsable.
“Podemos echarle la culpa a cualquier otro país, pero ¿qué hay de nuestra responsabilidad?”, preguntó Bukele en un extenso discurso dado mayormente en inglés. “O sea, ¿de qué país escaparon? ¿De Estados Unidos? Escaparon de El Salvador. Escaparon de nuestro país. Es nuestra culpa”.
“No hemos sido capaces de proveer nada, ni buenos trabajos, ni buena educación”, continuó. “¿Qué sería si hubiera una niña pequeña que tuviera aquí una buena escuela, un sistema de salud decente para ella y su familia, una vivienda digna con agua potable y trabajo para sus padres, para su mamá y su papá, un trabajo decente, y vivieran en una zona en donde un pandillero no llegara a violarla y matar a su familia?”
Muchos de los que han intentado llegar a la frontera sur de Estados Unidos en los últimos meses han dicho que huyen de la pobreza, la falta de oportunidades y la violencia en una región conocida como el Triángulo Norte, que componen El Salvador, Honduras y Guatemala.
La madre de Martínez dijo la semana pasada que la familia tenía la esperanza de vivir y trabajar en Estados Unidos durante algunos años y ahorrar el dinero suficiente para volver a El Salvador y construir su propia casa.
“Son situaciones que hacen visible el problema de la migración y que es algo que ocurre diariamente”, dijo Mario Vega, pastor de la iglesia protestante Elim, una de las más grandes de El Salvador. “El día de ayer se conoció que otro salvadoreño falleció en un centro de retención en Texas y esto es algo que ocurre todos los días”.
Vega criticó las políticas migratorias estadounidenses y expresó su esperanza de que todos los países cumplan con el llamado de Naciones Unidas para respetar los derechos humanos de los migrantes.
“Quiera Dios que esta tragedia pueda sensibilizar a las personas”, declaró.