Una treintena de personas se reunieron el viernes en un cementerio a las afueras de Santiago para despedir los restos del exteniente venezolano Ronald Ojeda, un refugiado en Chile disidente del gobierno de Nicolás Maduro, que fue secuestrado y hallado muerto enterrado en una maleta 10 días más tarde, en un caso que conmocionó al país.
El servicio Médico Legal entregó el cuerpo del militar, que era prueba de las pericias, el jueves cuando se realizó un velorio al que sólo pudieron acudir sus familiares y personas cercanas, muchas de ellas bajo protección policial tras el caso, que ha generado incógnitas sobre si había un móvil político detrás de su muerte.
Ojeda fue secuestrado por personas que simularon ser policías y su cuerpo fue encontrado después en una maleta a 1,40 metros de profundidad bajo una gran losa de cemento. Por el crimen, que el abogado de la familia de Ojeda relaciona a un asesinato por encargo, un menor venezolano de 17 años permanece en internación provisoria, lo que equivale a prisión preventiva para adultos.
Hay dos órdenes de detención pendientes contra dos venezolanos, con antecedentes por secuestros, que las autoridades vinculan al Tren de Aragua con antecedentes por secuestros.
"Esta es el dolor más grande que he vivido en la vida", señaló en el sepelio de Ojeda su hermana Mayra, en un discurso en el que recalcó que su hermano menor nunca robó, deseó mal a nadie o cometió ilícitos para merecer este final. Fue despedido, recalcó, "como el gran hombre que fue, con los grandes pensamientos que tuvo y el deseo inalcanzable de ver una Venezuela libre".
Una treintena de personas de la comunidad venezolana acompañaron el féretro en el cementerio de la comuna de Pudahuel, en las afueras de Santiago.
"Su vida estuvo marcada por torturas en dos oportunidades", señaló la hermana, mencionando primero su huida de Venezuela y luego su muerte. Ojeda escapó de una prisión dónde se encontraba junto a otros disidentes de Maduro y en sus redes sociales se definía como "expreso político" y afirmaba que había sufrido tortura.
La mujer también acusó de negligencia a la policía chilena en el secuestro, afirmando que se rieron de ella y de su cuñada, la viuda del militar, cuando les dijeron que los secuestradores, que entraron en su domicilio en una barriada humilde de Santiago a altas horas de la madrugada, eran venezolanos y que no pertenecían a la policía de investigaciones chilena.
La esposa de Ojeda, que no quiso dar su nombre, también habló y señaló que "Venezuela es una dictadura". Afirmó que "es un secreto a voces, todo el mundo sabe quién es el culpable (del crimen de su marido). Solo les pido que defiendan su soberanía y su país", insistió.
"Sabemos que detrás de esto está el gobierno de Venezuela. Quiero que mi esposo sea recordado como un héroe", apuntó la viuda.
La familia de Ojeda se encuentra bajo resguardo policial, así como otros exdisidentes venezolanos refugiados en Chile que han pedido ayuda al gobierno tras conocerse el caso.
El presidente Gabriel Boric se refirió por primera vez el viernes al caso públicamente, al que calificó de "gravísimo". Aseguró que desde el primer momento sus ministros actuaron condenando el crimen, enviando sus condolencias e impulsando la investigación.
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