Unas 72 horas después de que se produjera un impresionante alud de piedras, lodo y troncos en un populoso sector de Quito, las tareas de rescate y remoción de escombros continúan, a cargo de más de 3700 personas, entre ellas funcionarios municipales, miembros de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y decenas de voluntarios.
Las principales acciones se concentran en la búsqueda de desaparecidos que, se presume, podrían estar debajo de toneladas de material acumulado. Hasta la tarde de este jueves, aún no eran halladas cinco personas.
Si bien la cifra de desaparecidos ha descendido con el transcurrir de las horas, la remoción en la zona, que está rodeada de pendientes, dificultaba avanzar con más celeridad.
El trabajo a lo largo de al menos cuatro manzanas donde se concentran los principales daños no se ha detenido desde el mismo momento en que se produjo el deslave, gracias a una leve mejoría de las condiciones del tiempo que ha alejado las lluvias por el momento.
Sin embargo, la posibilidad de nuevos aguaceros es el mayor temor de las familias que viven allí y también de los organismos de socorro.
Cientos de afectados
La tragedia, ocurrida la noche del lunes, afectó al menos a 348 personas, de acuerdo con datos del Municipio capitalino. Sin embargo, se concentró principalmente en viviendas localizadas a lo largo de una estrecha calle, José Berrutieta, que comienza a pocos metros de un dique al pie del Pichincha, una montaña de 4.784 metros sobre el nivel del mar, situada junto a la capital ecuatoriana.
Sin embargo, el lodo también golpeó con fuerza a otros sectores localizados algunas cuadras más abajo, donde se metió en algunas casas y locales comerciales, principalmente. En otros casos, cubrió por completo parques y otras zonas verdes. La fuerza fue tal que el agua recorrió en algunos casos hasta la avenida 6 de diciembre, localizada a unas 25 cuadras de distancia.
En la parte alta de La Comuna, Marilyn Gálvez contó a la Voz de América los momentos de desesperación que vivió el día del deslave. Explicó que todo comenzó con la lluvia, hasta que en un momento se escuchó un estruendo, luego de lo cual comenzó a bajar una ola gigante por la pendiente, llevando consigo todo lo que encontraba a su paso.
“Yo sentí que la casa se hundía”, señaló. Ella y sus familiares creyeron que la tierra se los iba a tragar.
Marilyn habita en una casa localizada a pocos metros de una vivienda que hoy se encuentra a punto de colapsar y que evidencia una de sus columnas seriamente afectada. En esa casa perdieron la vida dos personas, una mujer y una niña, luego de que golpeara con fuerza el agua y se llevara por delante paredes y puertas.
Paradójicamente, ellas no vivían en el lugar, sino que el día del evento natural llegaron de visita al domicilio de quien fuera su expareja y padre de la menor, sin pensar que sería para encontrar la muerte, según relató Gálvez.
Desde su domicilio, explicó la impotencia que vivió al no poder ayudar a la señora y la niña antes de que pierdan la vida y relató que esa experiencia se hizo más dramática cuando se dio cuenta que el esposo, que había salido a trabajar, no pudo acercarse a ayudar en el momento de la emergencia debido a que no pudo cruzar la calle ante el temor de que se lo lleve la corriente.
Cerca de ahí, Patricio Sanguña relató que tres días después de la tragedia, siguen realizándose tareas de limpieza de su casa, una de las más golpeadas. Sus pérdidas personales alcanzan alrededor de los 50.000 dólares, debido a que perdió una oficina con todo lo que allí se encontraba, enseres personales e, incluso, su vehículo, que fue arrastrado por algunas cuadras.
El alcalde de Quito, Santiago Guarderas, en su más reciente balance, agradeció a los ciudadanos que han mostrado su solidaridad en estos días. Aseguró este jueves que la cifra de fallecidos llegó a 26. Además, hay 53 heridos, de los cuales 17 permanecen hospitalizados.
El funcionario también informó que hay ocho viviendas colapsadas, aunque se evaluaron 174, debido al grado de afectación. Adicionalmente, 27 vehículos resultaron afectados y 22 motocicletas en similar condición.
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