El día de San Valentín se celebra este 14 de febrero, lo que significa que en Estados Unidos y otras partes del mundo miles de novios y esposos reservan tiempo para declarar su amor, lo que en la mayoría de ocasiones es acompañado por flores, chocolates y cenas románticas a la luz de las velas.
Pero mientras el amor es universal, aquellas cosas que nos hacen sentir apreciados pueden ser muy particulares.
Estas son algunas de las historias desde la ciudad de Nueva York
Incluso en el helado invierno de la Gran Manzana, el amor se mantiene intacto para China y Freddy, quienes esperan que una agencia matrimonial les otorgue la licencia para poder decir “Acepto”.
“Él me hace sentir todo el tiempo como una princesa” dice China con una sonrisa al agregar que es el hombre de sus sueños.
Mientras que Freddy mirándola a los ojos, dice que con ella puede hablar de todo.
“Es mi mejor amiga, mi psiquiatra y mi amada”, señala Freddy.
Asimismo, León, un recién casado, afirma sentirse amado cuando se percata de que el respeto entre él y su esposa se mantiene incluso cuando no están de acuerdo.
“Ella no me deja hablando solo si estamos discutiendo o no acordamos en algo. Siempre resolvemos nuestras diferencias. Ella se queda conmigo en las buenas y las malas,” afirma León.
Así como León, en otra latitud, Geneva dice que lo que más le atrae de su prometido es su personalidad.
“Siempre es paciente conmigo, y eso me hace sentir muy agradecida. Realmente puedo ser yo misma, creo que elegí a la persona correcta para casarme”, sentencia Geneva.
Aarwin, el prometido de Geneva, aprecia los detalles de gentileza que tiene con él. “Me hace sentir un poco más amado, y también me hace ser más comprensivo con otras personas”.
“Yo no sé cómo planchar bien y entonces, cada mañana, aunque se le hace tarde para ir a trabajar, se toma un tiempo y plancha mi camisa”, dice Aarwin sobre los pequeños detalles que hacen una enorme diferencia.
En cambio, para Hasson y Nicole, son los detalles diarios los hacen diferencia.
“Ella cocina para mí, alimenta a mis perros cuando no estoy y sabe cómo elegir la ropa mejor que yo”, dice Hasson.
Mientras que en la memoria de Nicole, el recuerdo más vivo es el de un viaje hicieron los dos en tren.
“Estaba cansada y recargue mi cabeza en su hombro, de repente se acercó y me dio un beso. Fue muy dulce. Siempre se preocupa por mí. Está ahí para los niños. Me hace sentir querida. Y siempre dice, Gracias baby”, menciona Nicole.
Para Magnus y Mónica, que llegaron a Nueva york desde Dinamarca, el amor brilla más cuando el corazón se siente está triste, según afirman.
"A veces, cuando me siento un poco afligida, Magnus entra en la habitación y empieza un pequeño baile con una canción especial. Eso siempre me hace feliz”, dice Mónica.
Así como estas historias hay muchas más alrededor del mundo, cuéntanos la tuya.