Estados Unidos ha pasado en la última semana a convertirse en el país con más casos confirmados de coronavirus en el mundo, lo que ha obligado a las autoridades federales y estatales a tomar medidas más drásticas con el fin de contener la expasión de esta pandemia.
Millones de personas están confinadas en sus casas por órdenes de cuarentena o resguardo en sus hogares, así como cierres de negocios que no sean necesarios y otras medidas.
Entre esos afectados se encuentra la diáspora salvadoreña, que al igual que otros habitantes de este país, han tenido que acatar las directrices para estar protegidos de un contagio.
La Voz de América contactó a tres familias salvadoreñas que están pasando esta pandemia en diferentes estados para conocer cómo están sobrellevando esta situación.
San Francisco, California
Tatiana y Carlos Cornejo viven en Daily City, una ciudad del estado de California que hasta el 30 de marzo reportaba cerca de 7.000 casos confirmados de coronavirus y 150 muertes.
Los Cornejo, comenzaron su período de cuarentena dictada por la alcaldesa de la ciudad de San Francisco desde el pasado 16 de marzo.
"Yo a partir del 16 de marzo ya no estoy trabajando en la oficina, y Carlos trabaja en una entidad financiera y va una semana sí y una semana no, como un medio tiempo", dijo la psicóloga que trabaja para el consulado de Guatemala en San Francisco.
Ante la pregunta de cómo están lidiando con esta situación, Tatiana dijo que lo primero es el cambio de mentalidad y ganar en conciencia de la situación que se está viviendo a nivel mundial.
"(Hemos) cambiado por completo toda la rutina que teníamos de nuestra vida social, y familiar, actividades en las que nos involucramos de la Iglesia a la que pertenecemos, las compras. Todo eso ha tenido un giro de 180 grados", asegura a la VOA.
Sobre los víveres, Cornejo dice que tratan de no hacer compras masivas por miedo, "pero sí tratamos de abastecernos de lo más necesario y en cantidades suficientes que no nos obliguen a tener que salir por emergencia tan seguido", dice.
Asimismo, nos relata que uno de los problemas al que muchos se están enfrentando es al aburrimiento o lo abrumador que puede ser pasar tantos días en casa, ante ello, la salvadoreña dice que toman acciones específicas.
"Tratamos en la medida de lo posible de hacer otro tipo de actividades que nos distraigan, que nos mantengan ocupados, pero sobre todo productivos para no sentir la ansiedad de salir y exponernos, como la lectura la escritura y trabajar en proyectos personales", asegura.
La pareja dice que siempre hay más de alguna cosa que se puede hacer en casa. "La idea es mantenerte siempre creativo y productivo para no caer en esa ansiedad de aburrimiento y sentir la necesidad de salir y poderte exponer", dicen.
Broward, Florida
Pedro Ipiña es un salvadoreño que reside en Estados Unidos desde hace una década, pero hizo de Florida su hogar hace cinco años.
Trabaja medio tiempo en un restaurante y se dedica también a las artes plásticas desde muy joven, un talento que heredó de su padre, un reconocido artista en su país natal.
Ipiña dijo a la Voz de América que él tomó la decisión de limitar su contacto social y a comprar víveres antes de que el estado decretara la emergencia.
"Adopté está medida a principios de marzo, específicamente el lunes 9 de marzo, ya que por medio de las noticias internacionales y los datos puntuales que marcaban las curvas de crecimiento de infección ya en otros países, demostraba que casi nadie aquí en Florida estaba tomándose esto seriamente", asegura el artista.
Ipiña, dice que para no verse afectado psicológicamente por esta situación se ha refugiado en su arte.
"Mantenerme ocupado en mi trabajo, que ahora es full time (a tiempo completo), la pintura artística, he tenido oportunidad de extenderme en otras áreas las cuales por cuestión de tiempo no había podido. No estar demasiado absorto a noticias sensacionalistas o fake news que andan por la red", dice Pedro.
Reflexiona además que al pasar la crisis de la pandemia, sin duda millones de personas se verán impactadas.
"En general creo que la economía mundial será afectada, muchas cosas van a cambiar en el diario vivir al cual estábamos acostumbrados, será de estar muy atentos a las medidas que cada uno tendrá que seguir para salir adelante", piensa el artista.
Boston, Massachusetts
El 31 de marzo, el estado de Massachusetts reportaba 6.620 casos positivos de coronavirus, y el número de muertos ascendía a 89, una cifra que tenía en alerta a la familia Arévalo Leiva, la que componen Erika Arévalo Leiva, su esposo, Osvaldo Leiva, y sus dos hijos, Fernando de 15 y Sebastián de 9 años, respectivamente.
Arévalo Leiva, que reside en East Boston, dice que la situación está complicada para ellos y miles de residentes más, ya que a pesar de que no se ha decretado una orden de permanecer en casa como lo han hecho en Nueva York o California y otros estados, solamente un aviso de parte de la ciudad, los casos han ido en aumento en los últimos días.
"La gente puede salir sin problema, solamente acatar las medidas de seguridad, pero realmente está difícil en estos momentos la situación", asegura Arévalo. "Nosotros tenemos mucho cuidado porque nuestros hijos son asmáticos y tenemos mucho temor a esa enfermedad".
Para poder mantener víveres, ella y su esposo hacen arreglos para salir a comprarlos.
"Salimos solo una vez a la semana por la comida y lo hacemos mi esposo o lo hago yo, siempre protegiéndonos para poder tener cuidado y evitar que el virus pueda entrar a nuestra casa", cuenta a la Voz de América.
Con respecto a los ingresos, Arévalo de Leiva dice que en su caso trabaja desde casa, pero su esposo no ha tenido la misma suerte.
"Trabajo para una firma de abogados en Boston y sigo trabajando pero en casa, con algunas limitaciones debido a que las cortes están cerradas ya, y bueno hay siempre trabajo que hacer. En el caso de mi esposo, como trabaja en el área de la construcción, sí ha sido difícil para él. Han parado muchos proyectos o casi todos los proyectos en la ciudad y esto lo ha dejado sin trabajo y realmente es importante porque es el soporte de este hogar", dice preocupada, la profesional salvadoreña.
Para sobrellevarlo, Arévalo cuenta que se han organizado como familia para poder tener una agenda en casa con tareas para los niños, que incluye atender sus responsabilidades académicas y otras tareas.
Pero insiste en que están tratando de cumplir con su parte en este proceso.
"Por supuesto entendemos que esto no es vacaciones sino que estamos en una situación difícil a nivel mundial y que debemos acatar las instrucciones de las autoridades y por supuesto cumplir con nuestras obligaciones laborales y académicas", aseguró a la VOA.
Erika y su familia viven en Estados Unidos desde hace 7 años, cuando llegó como funcionaria del gobierno de su país, en ese tiempo, formó lazos con la comunidad salvadoreña e hispana en esa ciudad, por lo que aún ahora sigue siendo voluntaria en organizaciones de apoyo a la comunidad, en especial a la indocumentada.
"Tenemos una gran comunidad indocumentada, que es una de las más afectadas en estos momentos, no solo porque están perdiendo sus trabajos sino también porque no pueden, hoy por hoy, acceder a los fondos de desempleo por su condición y esto pone más difícil la situación para nuestra comunidad y creo que es importante que nos unamos para poder también ver cómo podemos ayudar a este sector importante y que está, de alguna forma, desamparada por no poder tener beneficios", reflexionó.
Los entrevistados concordaron en que lo mejor es seguir las normas establecidas por las autoridades para evitar contagios y propagación, y esperaban que la situación no se empeore por el bien común.