Miles de salvadoreños acudieron este domingo a las urnas para elegir a su próximo presidente, vicepresidente y a un nuevo Congreso con 60 legisladores.
Las urnas cerraron a las 5 p.m. y arrancó el conteo de votos, en unas elecciones generales en las que el presidente Nayib Bukele busca la reelección pese a la prohibición constitucional.
El presidente de El Salvador y candidato a reelección, Nayib Bukele, acudió a ejercer su voto poco después de las 2:30 p.m. rodeado de miles de simpatizantes de su partido, Nuevas Ideas, y acompañado de su esposa.
Una hora antes del cierre de las urnas, Bukele llamó a los salvadoreños a votar y defendió su política de mano dura contra la delincuencia y las pandillas. En una conferencia de prensa en un hotel de la capital, Bukele dijo que la elección para diputados era aún más importante que la elección presidencial, puesto que de perder la mayoría calificada en el Congreso se correría el riesgo de eliminar el régimen de excepción, una medida que según su gobierno ha reducido los índices de violencia homicida en el país centroamericano.
"Es importante que vayamos y convirtamos las intenciones de un país en votos, y que podamos lograr varias cosas como garantizar que tengamos una Asamblea Legislativa que pueda continuar aprobando el régimen de excepción", dijo Bukele en declaraciones al filo del cierre de las urnas.
Bukele, el primer candidato en la historia reciente de El Salvador que opta por la reelección continua, descartó que el país necesite una reforma constitucional en caso de ganar la presidencia nuevamente.
"No estamos sustituyendo la democracia porque El Salvador jamás tuvo democracia, esta es la primera vez que El Salvador tiene democracia", agregó.
Más de 5 millones de salvadoreños están convocados para participar en las elecciones presidenciales y legislativas para las cuales fueron habilitados al menos 1.595 centros de votación, según el Tribunal Supremo Electoral.
Bukele, quien se encuentra de licencia tras un permiso aprobado por el Congreso, busca la reelección, y se enfrenta a otros cinco candidatos: Manuel Flores, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional; Joel Sánchez, del partido ARENA; José Renderos, del partido Fuerza Solidaria; Luis Parada, del partido Nuestro Tiempo, y Marina Murillo, del partido Fraternidad Patriota Salvadoreña.
Para ganar en primera vuelta, un candidato debe obtener más del 50 % de los votos válidos.
Los sondeos daban a Bukele una amplia ventaja, con algunos estudios apuntando a más del 80% de la intención del voto, mientras que ninguno de los otros contendientes alcanzaba el 5%.
El partido de Bukele, Nuevas Ideas, se perfilaba como el favorito para ganar la mayoría del Congreso, con más del 70% en los sondeos.
La candidatura de Bukele ha sido cuestionada debido a que contraviene al menos seis artículos de la Constitución que prohíben la reelección, según sus críticos.
Votación en la diáspora
En estos comicios participa por primera vez la diáspora salvadoreña bajo la modalidad electrónica presencial.
El Tribunal Supremo Electoral dijo que en algunos países como Australia y Japón, la votación electrónica culminó satisfactoriamente.
Casi 740.000 salvadoreños tienen domicilio en el extranjero, de manera que estas personas cumplirían los requisitos para votar desde el lugar donde residen.
Para votar de forma presencial en EEUU se dispusieron centros en varios lugares del país. El TSE publicó un listado completo de puestos de votación.
Al inicio de los comicios, candidatos de los partidos opositores denunciaron anomalías en la integración algunas de las Juntas Receptoras de Votos en los 1.595 centros de votación.
"Denunciamos que en algunos centros de votación a nivel nacional, Nuevas Ideas, en complicidad con los organismos del Tribunal Supremo Electoral y Fiscalía, impusieron gente que no estaba acreditada, sustituyendo a quienes tenían credenciales o estaban asignadas", manifestó la diputada Anabel Belloso, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Al trascender las denuncias, la presidenta del tribunal electoral, Dora Esmeralda Martínez, ordenó a las autoridades electorales locales que permitieran el ingreso y el desarrollo de las funciones que le compete a los ciudadanos que fueron seleccionados para integrar las juntas de votación.
La delegación de observadores de la Organización de Estados Americanas (OEA), encabezada por la exvicepresidenta panameña Isabel de Saint Malo, dijo a los periodistas que las elecciones se desarrollaban con tranquilidad.
Sin embargo, se reportaron pequeños incidentes en diferentes puntos del país: un hombre fue expulsado de un centro de votación donde pretendía ejercer el sufragio en visible estado de ebriedad y una mujer fue detenida por las autoridades por destruir las papeletas de votación.
En uno de los centros de votación en la capital San Salvador, otro hombre fue escoltado fuera del lugar, luego que diera un discurso en contra de Bukele, señalando los artículos de la Constitución que prohíben la reelección inmediata.
El Salvador es el país más pequeño de Centroamérica y según los analistas, el gobierno que llegue al poder en estos comicios, enfrentará retos como la seguridad, y la economía. Alrededor de un 30 % de los salvadoreños viven en la pobreza y otro 8 % en pobreza extrema, según la Comisión Económica para América Latina, CEPAL.
“Los salvadoreños queremos la paz y la tranquilidad, por eso acudimos temprano a las urnas”, dijo a la VOA, Ernesto Lonser, un ciudadano salvadoreño que acudió a votar a las 8:30 a.m.
Desde hace casi dos años, El Salvador vive bajo un régimen de excepción que se renueva cada mes por petición de Bukele en el Congreso y que supone la suspensión de derechos ciudadanos fundamentales como el de tener derecho a un abogado o el de ser informado de los motivos de la detención.
Bajo ese contexto, más de 76.000 personas han sido encarceladas —el 90% está sin sentencia judicial— y aunque esa estrategia ha sido ampliamente cuestionada por organizaciones de derechos humanos, constituye los cimientos de la política de mano dura que Bukele planteó para luchar contra la delincuencia.
Bukele ha prometido que el régimen de excepción seguirá hasta que capturen al último pandillero y su vicepresidente dijo a Reuters que mantendrá al bitcóin como moneda de curso legal, a pesar de la poca aceptación, y que el bukelismo es un proyecto de décadas.
[Con la colaboración adicional de Jessica Adriana Lovo. Con información de The Associated Press y Reuters]
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestros canales de YouTube, WhatsApp y al newsletter. Activa las notificaciones y síguenos en Facebook, X e Instagram.
Foro