Científicos de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Costa Rica (UCR) concluyeron con éxito la elaboración de las primeras 500 tabletas piloto a base de favipiravir, un compuesto que podría ayudar a contrarrestar el COVID-19.
Según un comunicado de prensa de la institución, el esfuerzo -que ha llevado más de cinco meses y cerca de 400 horas de trabajo- se realizó con la idea de generar conocimiento y que el compuesto se pueda producir a nivel interno sin depender del extranjero.
“Lo que buscamos es hacer una transferencia de conocimiento para que una empresa farmacéutica con capacidad industrial pueda producirlo”, dijo el doctor Germán Madrigal Redondo, director del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (Inifar-UCR).
El favipiravir es un fármaco antiviral japonés usado para el tratamiento de la influenza. En mayo del 2020, Rusia aprobó su versión genérica conocida como avifavir, al encontrar evidencias que sugerían un efecto inhibidor de la replicación del virus SARS-CoV-2 en el organismo.
Otros estudios científicos, como el publicado por la Sociedad Americana para la Farmacología Clínica y Terapéutica de Estados Unidos, indican que el favipiravir proporciona un sustituto para el uso compasivo en el COVID-19.
Para Madrigal, lo anterior es un aporte trascendental en medio de una pandemia que ha dificultado el acceso a diversas terapias.
“En los últimos días se ha visto un acaparamiento de medicamentos, soluciones sanitarias y dispositivos clínicos por países con un mayor poder adquisitivo. Este estudio que desarrollamos en la UCR nos permite confiar que en Costa Rica tenemos la tecnología, el conocimiento, los científicos y las personas que pueden desarrollar estas terapias a un bajo costo”, aseguró el investigador.
Proceso
Cada tableta elaborada por los científicos de la UCR es de 250 mg. y para lograr ese lote piloto, el primer paso de los farmacéuticos fue recopilar toda la información científica necesaria para justificar el uso del fármaco. Esta labor fue apoyada por el Centro Nacional de Información de Medicamentos (Cimed-UCR).
El segundo paso de los científicos fue generar un placebo (formulación sin potencial terapéutico) como guía para determinar las dimensiones de la tableta. Luego, se formuló un granulado, se comprimió para obtener las tabletas y, finalmente, se efectuó el recubrimiento.
“Escogimos este principio activo por dos razones. La primera es porque ha pasado por fases clínicas I, II y III. También, porque se están desarrollando estudios en fase III en coronavirus. En estos estudios que se han estado realizando se ha demostrado una efectividad en la disminución del agravamiento de la enfermedad de un 30 %, un menor tiempo de residencia en hospital de un 35 % y, en algunos, se ha encontrado una menor mortalidad”, amplió Madrigal.
Siguiente etapa
Ahora lo que sigue es la validación de la metodología analítica y pruebas de control de calidad por el Laboratorio de Análisis y Asesoría Farmacéutica (Layafa-UCR). Dicho laboratorio tiene más de 15 años de contribuir con el Ministerio de Salud en la tarea de asegurar que los fármacos comercializados en el país cumplan con todos los criterios de calidad, seguridad y eficacia.
Adicionalmente, se realizarán pruebas cinéticas de disolución. Estos exámenes son necesarios para definir si la liberación del fármaco al ingresar al cuerpo humano ocurre de forma satisfactoria. Dicho análisis será efectuado por el Laboratorio de Biofarmacia y Farmacocinética (Labiofar-UCR).
(Con la colaboración de Armando Gómez)