Una compañía estadounidense de biotecnología comenzó el martes a inyectar una vacuna contra el coronavirus en Australia, con la esperanza de tenerla lista para uso generalizado este año.
En la primera fase del ensayo, 131 voluntarios probarán la seguridad de la vacuna y buscarán los primeros indicios de su efectividad, informó el médico Gregory Glenn, principal investigador de la compañía Novavax.
Alrededor de una decena de vacunas experimentales se encuentran en la fase inicial de pruebas o se disponen a iniciarlas, principalmente en China, Estados Unidos y Europa. De momento no está claro si alguna de las candidatas al final demostrará ser segura y efectiva, pero muchas vacunas funcionan en distintas formas, y son fabricadas con diferentes tecnologías, aumentando las probabilidades de que al menos una tenga éxito.
“Estamos haciendo dosis y la vacuna al mismo tiempo previendo que podremos demostrar que está funcionando y que podremos empezar a distribuirla para finales del año”, dijo Glenn durante una conferencia de prensa virtual en Melbourne desde la sede de Novavax en Maryland.
Las pruebas en animales afirmaron que la vacuna es efectiva con pequeñas dosis. Novavax podría fabricar por lo menos 100 millones de dosis este año y 1.500 millones en 2021, informó Glenn.
Añadió que desde marzo, la producción de la vacuna, llamada NVX-CoV2373, se intensificó luego de una inversión de 388 millones de dólares por parte de la Coalición para la Innovación en la Preparación de Epidemias, con sede en Noruega.
Se tiene previsto que los resultados de la primera fase de los ensayos clínicos en Melbourne y Brisbane se den a conocer en julio, dijo Novavax. Después de eso, miles de candidatos de varios países se involucrarían en la segunda fase.
El ensayo comenzó con seis voluntarios que fueron inyectados con la potencial vacuna en Melbourne el martes, dijo Paul Griffin, experto en enfermedades infecciosas para el colaborador australiano Nucleus Network.
La mayor parte de las vacunas experimentales en proceso tienen el objetivo de entrenar al sistema inmunológico a reconocer las proteínas espiga que se extienden desde la superficie del coronavirus, aprestando al cuerpo a reaccionar si llegara a estar expuesto al virus real. Algunas de las candidatas están hechas utilizando sólo el código genético para esa proteína, y otras se valen de un virus inocuo para proporcionar la información. Algunos de los otros proyectos de vacuna siguen el estilo tradicional, utilizando virus muertos completos.
Novavax agrega una nueva clase a esa lista, conocida como vacuna recombinante. La compañía utilizó ingeniería genética para cultivar copias inocuas de la proteína del coronavirus en células de insectos en un laboratorio. Los científicos extrajeron y purificaron la proteína, y la empacaron en nanopartículas del tamaño del virus.
“La manera como hacemos una vacuna es que nunca tocamos el virus”, le dijo Novavax a The Associated Press el mes pasado, pero a fin de cuentas, “para el sistema inmunológico tiene el mismo aspecto que un virus”.