Nadie, o “nada” ilumina una habitación como lo hace PARO, en una comunidad de retiro en Sunny View, en el estado de California, EE.UU.
PARO es un nuevo robot terapéutico, diseñado por la compañía japonesa AIST, como parte de un programa piloto que tiene por objeto ayudar a pacientes con demencia.
El robot de $6.000 dólares cuenta con cinco sensores diferentes con clave para calor, luz, tacto, sonido e incluso orientación. Responde cuando los huéspedes se relacionan con él, como lo haría una mascota. Pero a diferencia de una mascota real, PARO no se enferma ni escapa.
Los resultados iniciales indican que este Robot ha ayudado con tanta eficacia a los pacientes, que incluso han dejado de tomar sus medicamentos.
“La interacción que los pacientes tienen con el Robot les baja su ansiedad. Los calma, nos permite guiarlos, e incluso podemos evitar el uso de medicamentos”, asegura Katie Hoffman, directora de actividades en Sunny View.
En la ciudad de Alameda, otro Robot realiza trabajos terapéuticos.
Romibo, controlado por iPad y iPhone, es un robot de seguimiento ocular, diseñado para ayudar a niños con autismo.
En la guardería, Evren, de seis años, puede pasar meses sin hablar con nadie. Pero con Romibo, la historia es diferente.
“Romibo es un personaje intermedio. No es solo una pantalla, tampoco una persona con un complicado lenguaje corporal, ni tiene la presión del contacto visual, así que Evren se siente más cómodo con él y le ayuda a despertar esas habilidades que lleva dentro”, explica Gail Senoglu, madre de Evren.
Gracias a este robot, Evren dibujó por primera vez, representándose así mismo con su amigo robot.
Romibo cuesta menos de $500, aunque su precio se reduciría si aumenta la demanda. Aunque para los niños como Evren - y sus padres- es imposible poner un precio a la valiosa ayuda de estos robots.
