Los líderes mundiales y jefes de Estado siempre están en el ojo público. Los vemos en la televisión, vemos sus fotografías en los periódicos y en las revistas.
Pero cuando el fotógrafo de The New Yorker Platon Antoniou se embarcó en un viaje para capturar las imágenes de los líderes mundiales, su misión era descubrir la personalidad detrás de los rostros públicos y explorar el poder.
Cuando los líderes llegaron a Naciones Unidas para la Asamblea General en septiembre de 2009, Platon sintió que era el momento adecuado para completar su proyecto. Montó un estudio en el piso de la Asamblea General con el objetivo de mostrar a esos políticos de cerca, de manera más personal.
Algunas veces vivió momentos inquietantes, como al fotografiar a Robert Mugabe de Zimbabue.
“Muy escalofriante. No dijo mucho. Iba vestido perfectamente en un traje muy caballeroso. Sus acompañantes eran muy desconfiados, sus miradas se movían por los alrededores todo el tiempo”, recuerda Platon.
“Tenía la piel más extraña. Parecía que era muy oleosa pero en realidad era muy seca, pero se extendía finamente por encima de su carne. Sus ojos eran profundos iris de cristal azul cian. Recuerdo que él se marchó después de su sesión y otro jefe de Estado vino a sentarse para mí y se negó a sentarse en la misma silla. Le dije: ‘¿Qué hay de malo con esta silla?’, y me dijo: ‘Hay sangre en ella’”.
Fotografiar a Moammar Gadhafi de Libia también fue inolvidable. Según cuenta, vio una multitud marchando hacia él y en el medio estaba Gadhafi, caminando como en cámara lenta. “Tenía toda esta regalía increíble, todos esos trajes, y el sombrero que domaba su salvaje pelo negro. Estaba rodeado de guardaespaldas mujeres vestidas de pies a cabeza en ropa militar color verde oscuro. Era una escena de la película de James Bond”.
También forman parte de “Retratos de Poder” las imágenes del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad y el presidente venezolano Hugo Chávez.
“Me dieron ocho segundos con Chávez. Fue la sesión de fotos más corta de mi vida. Y aunque me dio tan poco tiempo, me dio tanto en términos de su personalidad y su espíritu. Realmente creo que capturé su poder como ser humano, no solo como político”.
En el libro de Platon, las imágenes del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el presidente palestino Mahmud Abbas están enfrentadas en páginas opuestas.
Netanyahu es una persona con mucha confianza en sí misma, energía y carisma, cuenta Platon. “Me agarró la mano, la estrechó con fuerza y puso la otra mano sobre mi hombro y dijo: ‘Platon, logra que me vea bien’. Y eso se convirtió en una broma entre nosotros. La ironía es que creo que él sí se ve bien en la imagen”.
Abbas fue diferente, dice. “Parecía más frágil, como si sintiera el mundo sobre sus hombros. Parecía muy humilde y me pareció una persona muy digna”, asegura.
Platon intentó capturar la esencia de sus protagonistas en distintos momentos de su vida política. Los líderes que recién alcanzaron el poder se ven distintos de cuando han estado más tiempo en el gobierno, cuenta.
“Obama, por ejemplo, no es el evidente Obama carismático del que todos nos enamoramos durante la campaña. Es el Obama pensador, el Obama filosófico”.
Entre los 100 jefes de Estado que fotografió, solo cuatro son mujeres.
“Las mujeres que fotografié parecían estar más cómodas en sus asientos tal vez porque la batalla es más difícil cuesta arriba y (ellas) tienen más sentido de la humildad y dignidad”.