Yemen comienza a tener una proyección internacional, sin embargo, los especialistas apuntan que es preciso comprender su complejidad para afrontar el desafío que supone el surgimiento de este país a la esfera internacional.
“Yemen enfrenta retos internos mucho más graves que al-Qaeda, como pueden ser el movimiento secesionista del sur, la oposición política del sur y del norte, y una contestación que ha venido acompañada con un fenómeno de violencia en la zona norte, en la frontera con Arabia-Saudí, protagonizada por el movimiento sufí”, resume Rafael Ortega, investigador principal de Casa Árabe.
“Mientras no se aborde el dossier del Yemen desde una perspectiva más amplia de crisis económica, de oposición política, de intentos de democratización, y de luchar por reducir a su mínima expresión a esta oposición de violencia armada, la escalada de tensión va a ir en aumento”, pronostica el especialista.
Flanco sur: al-Harak al-Yanubi
El 21 de mayo de 2010 Yemen celebró su vigésimo aniversario de la unificación. Pero al mismo tiempo el sur conmemora la ruptura de esa unidad hace dieciséis años. La débil credibilidad institucional del gobierno predominante en el Norte, y los sentimientos de marginación por parte de la población de sur han conducido a una reivindicación independentista que se ha ido radicalizando con el tiempo.
El grupo al-Harak al-Yanubi protagonizó este enfrentamiento entre 2006 y 2009, cuando al-Qaeda anunció públicamente su apoyo a los separatistas del sur y eclipsó al primer grupo. Sus diferencias de base sólo se ven ligadas por una misma contienda: la lucha contra el gobierno de Ali Abdallah Saleh.
El gobierno ha abordado el tema como una cuestión de seguridad, generando confusión e identificando a estos dos agentes desde un ángulo superficial como simples “saboteadores”.
Flanco norte: guerras intestinas
El último conflicto armado en tierras yemeníes abarcó desde agosto de 2009 hasta febrero de 2010, enfrentando al Estado con el grupo al-Huthi, que acusa al gobierno de seguidismo de las políticas estadounidenses, especialmente de la campaña contra el terrorismo.
Al-Huthi reclama un partido propio que les represente y que lidere la lucha por las libertades públicas, así como un reconocimiento de su autonomía, entre otros.
Contestación interna
Yemen aglutina un gran conglomerado de grupúsculos que difícilmente alcanzan una posición común, lo que ha llevado al gobierno de la mayoría a su propio aislamiento. La ruptura política ha desembocado en un intento de conspiración por parte de las fuerzas excluidas del gobierno para sortear el bloqueo político y alcanzar una transformación democrática.
Al-Liqa conforma las seis líneas de oposición al gobierno que plantean un diálogo sin marginación de ningún partido con el fin de preservar la unidad.
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