Llegaron desde California, Arizona, Florida y Nueva York; formaron un arcoíris de togas azules, moradas, amarillas, rojas y verdes, y rezaron juntos, sentados en uno de los parques del capitolio nacional, para que su sueño se hiciera realidad.
“Hemos venido a celebrar los logros de tus hijos”, declaró el reverendo Frederick Hancock, de la Iglesia Metodista Unida Getsemaní, en Maryland. “Te pedimos que pase el DREAM Act”.
Así comenzaron las expresiones de apoyo al proyecto de ley conocido como DREAM Act, el cual permitiría a ciertos jóvenes indocumentados permanecer en este país y eventualmente obtener un estatus migratorio legal.
El proyecto de ley propone ajustar el estatus legal de aquellos indocumentados que hayan ingresado al país antes de cumplir 16 años, hayan residido aquí por varios años, demuestren ser buenos ciudadanos y se inscriban en un colegio o universidad o en el ejército por lo menos por dos años.
Más de 500 estudiantes y líderes comunitarios acudieron a la graduación simbólica, entre ellos Gabriel Martínez, de 40 años, un organizador comunitario de la Iglesia San Matías de Nueva York.
“Mi propósito es que le den ayuda a todos los jóvenes”, dijo Martínez, a quien la falta de documentos le atrasó sus planes de estudio por varios años. “Es triste que pase el tiempo sin poder realizar un sueño”.
El evento contó con oradores del campo de la educación y con la participación de varios estudiantes indocumentados en el escenario.
“Hoy nos unimos para darle voz a todo soñador en el país”, dijo Felipe, uno de los estudiantes presentadores, refiriéndose en inglés a los “dreamers”, o sea los que se beneficiarían con el DREAM Act.
El senador de Illinois Dick Durbin creó el proyecto de ley en el 2001, y este año lo presentó al congreso de nuevo. De ser aprobado por ambas cámaras, el proyecto necesitaría la aprobación del presidente.
Varios organizadores dicen que este año es más probable que se apruebe este proyecto de ley, ya sea como parte de una reforma migratoria general o como ley independiente porque cuentan con el apoyo de varios líderes de la Cámara de Representantes y el Senado, de la Secretaria de Seguridad Interior de EUA, Janet Napolitano, y del presidente Obama.
Se estima que por lo menos unos 360.000 serían beneficiados inmediatamente (aquellos ya graduados de la preparatoria) y que cerca de 715.000 jóvenes actualmente de entre 5 y 17 años de edad se beneficiarían eventualmente.