El Senado controlado por los republicanos considera la posibilidad de solucionar el impase político que podría llevar a un cierre parcial del gobierno debido a la orden ejecutiva del presidente sobre inmigración.
Luego de repetidos intentos en la Cámara de Representantes de aprobar una medida, senadores republicanos de alto nivel están tratando de impulsar una nueva estrategia que no relacione directamente la política de presidente sobre inmigración con los fondos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
El financiamiento del DHS se acaba el viernes a la medianoche.
Los republicanos en la Cámara de Representantes propusieron y aprobaron un presupuesto de $40.000 millones que cubriría hasta el final del año fiscal, pero revocando la orden del presidente. No obstante, los demócratas del Senado, que apoyan al presidente, bloquearon el lunes el proyecto y evitaron por cuarta vez que avanzara a un voto final.
Tras el voto, el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnel, introdujo un nuevo proyecto separado que revocaría la decisión del presidente Obama, pero sin relacionarla con el presupuesto. Varios otros senadores republicanos también están pidiendo que se someta a votación un proyecto que financiaría al DHS por unos dos o tres meses.
La orden ejecutiva del presidente otorgaría protección temporal a la deportación de más de cuatro millones de inmigrantes indocumentados.
El DHS tiene a su cargo el servicio de Aduanas y la Patrulla fronteriza, la Administración de Seguridad del Transporte, el Servicio Secreto y la Agencia Federal de Manejo de Emergencias.
El eventual cierre de la agencia significaría que la mayoría de sus 230.000 empleados continuarían trabajado por ser esenciales para la seguridad del país, pero no recibirían paga hasta que se apruebe un presupuesto.
La semana pasada, un juez federal de Texas detuvo la implementación de la orden del Presidente, y muchos republicanos vieron en esa acción una manera de mantener la pelea sin afectar a la crítica agencia de seguridad.