Tal y como lo conocemos, el segundo como medida del tiempo podría muy pronto ser cosa del pasado, después de que físicos franceses probaron con éxito dos nuevos relojes de entramado óptico.
Este tipo de relojes ya se conocen desde hace algunos años pero debido a su gran precisión (se atrasan solo un segundo cada 300 millones de años) podrían reemplazar pronto a los actuales atómicos, que han sido estándares durante décadas.
Los de entramado óptico se atrasan menos que los atómicos, que pierden un segundo cada 100 millones de años, porque las oscilaciones de sus péndulos de estroncio son 40 mil veces más rápidas.
Aunque la pérdida de solo un segundo en 300 millones de años pueda parecer algo sin la mayor importancia en la vida diaria, sí lo es para muchas tecnologías y asuntos asociados a las comunicaciones.
Por ejemplo los mercados bursátiles dependen en gran medida de la precisión del tiempo, que además es parte integral del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) debido al alto grado de sincronización que se necesita en la navegación por satélite.
Con todo, los de entramado óptico podrían no ser la última palabra en materia de medición del tiempo, porque el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de EE.UU., en Colorado, ha desarrollado un reloj iónico que según cálculos solo se atrasa un segundo cada 3.700 millones de años. Pero aún está en fase de prueba.
Este tipo de relojes ya se conocen desde hace algunos años pero debido a su gran precisión (se atrasan solo un segundo cada 300 millones de años) podrían reemplazar pronto a los actuales atómicos, que han sido estándares durante décadas.
Los de entramado óptico se atrasan menos que los atómicos, que pierden un segundo cada 100 millones de años, porque las oscilaciones de sus péndulos de estroncio son 40 mil veces más rápidas.
Aunque la pérdida de solo un segundo en 300 millones de años pueda parecer algo sin la mayor importancia en la vida diaria, sí lo es para muchas tecnologías y asuntos asociados a las comunicaciones.
Por ejemplo los mercados bursátiles dependen en gran medida de la precisión del tiempo, que además es parte integral del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) debido al alto grado de sincronización que se necesita en la navegación por satélite.
Con todo, los de entramado óptico podrían no ser la última palabra en materia de medición del tiempo, porque el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de EE.UU., en Colorado, ha desarrollado un reloj iónico que según cálculos solo se atrasa un segundo cada 3.700 millones de años. Pero aún está en fase de prueba.