Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), alrededor de 7,2 millones de venezolanos han salido del país. La mayoría se han instalado en los países de América Latina, el Caribe y Estados Unidos. Son migrantes con nombre y apellidos, que decidieron hacer las maletas o irse con lo puesto en busca de una vida mejor, principalmente porque la situación en Venezuela para muchos de ellos era insostenible. Ese es el objetivo de Relatos del Exilio, una película que gira en torno a la historia de cuatro migrantes venezolanos obligados a empezar de cero en un país que no era el suyo.
“La concepción de esta película nace en el exilio, en la ciudad de París. Estaba reunido con un grupo de amigos cineastas que habíamos sido contratados para realizar un documental y ahí, en un receso, empecé a explicarles mis experiencias fuera del país, lo difícil que me estaba resultando”, explica el director Carlos Fung durante una entrevista con la Voz de América.
Su historia era muy parecía a la de sus compañeros venezolanos, que también tuvieron que emigrar del país porque la crisis política, social y económica se agudizaba cada vez más. “Así que cada uno de nosotros decidimos escribir una historia para llevarla luego a un corto y unirlas”, recordaba.
Pero eso nunca ocurrió, a pesar de que Fung se quedó con la idea de poder dirigir un largometraje que abordara y humanizara la figura del migrante venezolano. “Me tomó algunos años, pero una vez que estaba en Estados Unidos, empecé a recaudar fondos y lo logré después cinco años”, dijo.
En este filme se pretende mostrar testimonios “hilarantes” y “desgarradores”, pero todos con un denominador común: “son historias verdaderas”.
“Cuando uno cuenta la verdad con honestidad, no puede hacer otra cosa que despertar sentimientos y consciencias. En Relatos del Exilio, la gente va a ver historias diferentes, pero que todas están unidas por un mismo fenómeno del exilio”, señala el cineasta admitiendo que esa palabra “para nosotros, era ajena”.
Sobre eso recuerda que una vez Venezuela fue tierra de acogida para muchos migrantes. “La vivíamos de otra manera, recibiendo a gente de todas partes del mundo, atendiéndoles, siendo buenos anfitriones. Pero, hoy en día, nos ha tocado a nosotros ser los que salen de su casa, de su patria”, se resigna sosteniendo que los más de siete millones de migrantes venezolanos que han salido del país “constituyen mucho más que la población de algunos otros países como Nicaragua o Cuba, que también sufren una dictadura feroz”.
Por eso, él insiste en que su prioridad era “volver a humanizar” a los migrantes venezolanos y, en cierta manera, romper con ese estigma que, en su opinión, ha calado en algunos países de la región al señalar a los venezolanos como algo negativo o relacionado con la violencia o el crimen.
“Tratábamos de despertar conciencia en esas personas que viven en los países que están recibiendo un gran flujo de migrantes venezolanos. Sabemos que todas las personas que emigran no necesariamente acaban siendo lo mejor. En el caso de Venezuela, ha emigrado gente muy buena y alguna que no tanto”, lamenta.
Sin embargo, recalca que “no podemos generalizar por el comportamiento de algunos” y celebra el carácter entusiasta y trabajador del migrante venezolano, aunque a veces haya quedado empañado. “Yo solo pido a las personas que están en contacto con migrantes que se pregunte las causas que les han obligado a salir de la comodidad de su hogar y tener empatía sobre todo eso”, exponía.
Asegura que “no se trata solo de migrantes chilenos, venezolanos, colombianos, cubanos o nicaragüenses, sino que se trata de seres humanos y que todos vivimos en un mismo planeta”.
Pero Fung no puede evitar emocionarse al hablar del estigma del migrante venezolano. “Hay el estigma cuando se dice que los venezolanos están exportando la delincuencia o la violencia. No merecemos eso porque, como todo fenómeno migratorio, no solo se va gente muy buena, también se va gente que no lo es tanto”, puntualiza admitiendo que “no se puede ocultar el sol con un dedo” y defendiendo que “no es un fenómeno solo de Venezuela”.
“Sería muy injusto estigmatizar que eso es el venezolano porque es mucho más. Es trabajo, alegría, compromiso, lealtad y, sobre todo, es una persona solidaria por encima de todas las cosas”, decía el director de cine, que reside en Estados Unidos desde el 3 de julio de 2017.
Con todo, confía en que el público que vea la película acabe teniendo otra percepción del migrante. “Van a crear una conexión inmediata con lo que están viendo”, promete. Relatos del Exilio se exhibirá el próximo 30 de marzo en el emblemático teatro Manuel Artime de la ciudad de Miami, en Florida.
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