Hace 16 años que el oftalmólogo Raúl Besio y otros integrantes de su familia viven pendientes del despertador de su hija diabética.
Cuando suena por la mañana y escuchan que ella lo apaga, saben que está bien. Pero cuando el despertador sigue sonando con insistencia, él o alguien más de su casa tiene que salir corriendo porque su hija probablemente esté en un coma hipoglucémico.
“Mi hija tiene 28 años, es médica. Y como vive en casa, desde los 12 años estamos así”, contó Raúl Besio a voanoticias.com.
Tener una hija con diabetes tipo I ayudó a Besio a ser más que un oftalmólogo. Es un médico con una perspectiva integral de cómo el paciente con diabetes debe ser tratado.
“Considero que lo más básico de la prevención es la relación médico-paciente. Esa relación es fundamental. Y el médico debe encargarse de orientar un tratamiento y de escuchar al paciente. El problema es que esa relación falla muchas veces por la poca comunicación que existe entre el médico y el paciente”.
A modo de autocrítica, dijo que los médicos muchas veces no tienen tiempo o no están tan adentrados en el tema de la diabetes y se limitan a revisar al paciente según los parámetros de su especialidad.
El médico debe sentirse como parte de un equipo de no menos de 10 especialistas que atienden al paciente con diabetes, dijo Besio. Y como parte de ese equipo, tiene que hacer preguntas que vayan más allá de la consulta básica.
“Aunque sea un oftalmólogo, lo primero que tengo que preguntar es: ¿Cómo está su hemoglobina glucosilada? Es un examen que se realiza cada cuatro meses y que da el valor de la glicemia promedio del paciente en esos meses. Está indicado de forma obligatoria por lo menos dos veces al año”.
La respuesta que obtiene del 60 por ciento de los pacientes es: “¿Qué es eso?”. Y esa respuesta le da la pauta a Besio de que la mayoría no está recibiendo una educación correcta.
“¿Por qué no lo educaron? Porque el médico no tiene tiempo. O por el conocimiento que pueda o no tener el médico. Y también por la respuesta del paciente, tampoco es todo culpa del médico, obviamente”, dijo Besio.
“En la gran mayoría de los casos, cuando al paciente con diabetes se le explica la enfermedad y siente que el médico lo comprende, la respuesta es súper positiva”, aseguró.
Educar, tratar y comprender al paciente. Lleva más tiempo, pero da mejores resultados.