Después de reuniones y negociaciones a puerta cerrada durante la noche del jueves y la mañana del viernes, los republicanos se sienten confiados que pueden obtener los votos necesarios para aprobar en el Senado su plan de reforma del sistema tributario respaldado por el presidente de EE.UU., Donald Trump.
El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell dijo "tenemos los votos" para aprobar la reforma tributaria.
Senadores republicanos pospusieron a última hora del jueves la votación final de un plan para reformar el sistema tributario en un afán por afinar la legislación de manera de satisfacer a pequeños grupos de legisladores preocupados por no aumentar el déficit nacional.
Ahora, parecen que lo lograron, al superar los bloqueos que habían puesto en duda la posibilidad de aprobar una de las propuestas bandera de los republicanos.
"Confiamos en los 50 y nos gustaría aprovechar eso'', dijo el senador republicano, John Cornyn, al salir de una reunión con los principales republicanos.
El impulso para la medida se incrementó el viernes cuando el senador Ron Johnson (R-Wis.), declaró que votaría a favor. En una entrevista con la estación de radio WISN de Wisconsin, Johnson dijo que los líderes habían acordado hacer exenciones de impuestos más generosas para millones de empresas, algo que ha estado demandando durante semanas.
"Busqué seguridad y me dieron garantías de que estaré en la mesa" cuando los negociadores en el Senado escriban una versión de compromiso del proyecto de ley, dijo Johnson sobre las conversaciones que mantuvo con los líderes republicanos el jueves por la noche.
Los republicanos tienen previsto aprobar el viernes el paquete de $1.4 billones de dólares que comprende la reforma.
Ambos piden condicionar los recortes de impuestos al cumplimiento de las expectativas de crecimiento económico.
Con la esperanza de lograr la unanimidad del Partido Republicano, Cornyn dijo que los líderes seguían trabajando en un par de senadores que ofrecen resistencia: el senador Bob Corker de Tennessee y Jeff Flake de Arizona. Ambos piden condicionar los recortes de impuestos al cumplimiento de las expectativas de crecimiento económico.
Otro avance para los republicanos fue con la senadora Susan Collins de Maine. Un asistente dijo el viernes, en respuesta a la confianza de Cornyn, "que están haciendo un gran progreso. Ella todavía está indecisa ".
La aprobación del Senado impulsaría al Congreso un paso más hacia la primera reescritura del código tributario del país en tres décadas y un importante logro legislativo para el presidente Donald Trump.
Los republicanos tiene una mayoría de dos escaños. Tres votos negativos en sus filas socavarían el proyecto de ley, dada la oposición unánime de los demócratas.
La propuesta republicana disminuiría permanentemente los impuestos a las grandes corporaciones, recortaría temporalmente los impuestos sobre los salarios, incrementaría algunas deducciones y eliminaría otras, pero probablemente también incrementaría la deuda nacional, que actualmente asciende a unos $20 billones de dólares.
El jueves una comisión independiente — la Joint Committee on Taxation, JCT—estimó que el plan republicano vaciaría los cofres del estado en más de $1 billón de dólares en una década, aún tomando en cuenta los más de $400.000 millones de dólares en ingresos generados por un aumento en la actividad económica.
“La evaluación [de la JCT] termina con la fantasía de un crecimiento mágico, de los unicornios y de los cuentos de hadas sobre el crecimiento que dicen mostrar que los recortes de impuestos se pagan por sí mismos”, indicó el senador demócrata por Oregon, Ron Wyden.
Los republicanos insisten que se necesita una economía vibrante para que haya sanidad fiscal, y que los recortes de impuestos promueven el crecimiento económico.
“Si esta legislación se convierte en ley, vamos a tener déficits más pequeños en los años futuros de lo que estamos en camino a tener por ahora”, dijo el senador por Pennsylvania, Pat Toomey. “Los incentivos correctos llevan a un crecimiento más robusto”.
El nuevo impase amenaza con socavar la inusual unidad dentro de las filas republicanas, a las que incluso se unió el senador John McCain, el republicano por Arizona que en repetidas ocasiones se ha opuesto a los planes de la Casa Blanca.