El primer enfrentamiento dio como resultado un empate dramático del Madrid a uno. En el segundo encuentro la fortuna jugó a favor de los blancos y levantaron la primera copa de la temporada.
En el tercer duelo el Barcelona humilló al Madrid y le sacó dos goles de diferencia con lo que el partido de hoy podría para muchos incluso ser simplemente de trámite.
El popular Clásico que despierta todo tipo de emociones, generalmente en el terreno de juego, se trasladó a las salas de prensa de cada club. José Mourinho, el timonel blanco, se encargó de hacer de los tres primeros encuentros una batalla verbal que finalmente cansó hasta a los mismos seguidores del equipo de la capital.
Pep Guardiola, técnico del Barcelona, como muy pocas veces ocurre, cedió ante tanto ataque y respondió contundentemente tanto frente a los periodistas como en los noventas minutos del más reciente duelo entre “merengues” y “culés”.
Con la figura de Lionel Messi como líder, el Barcelona casi sentenció el boleto de la Liga de Campeones de Europa, en propia casa del Madrid y con un Mourinho que terminó viendo a sus pupilos desde las gradas, expulsado minutos antes del final del partido.
Con un Real Madrid desmoralizado, sin su central Pepe, también expulsado en el encuentro la semana pasada, y Mourinho desde las gradas, el Barcelona podría, en casa, jugar un partido cómodo en donde demuestre una vez más que sigue siendo el mejor equipo del mundo.
Los “merengues” no necesitan un milagro, sino tres goles y mantener su meta a cero. Una tarea casi imposible en el Camp Nou.