Fidel Castro rompió el silencio de varias semanas para opinar sobre el relanzamiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba y las primeras negociaciones al respecto de la semana pasada.
En una carta dirigida a la Federación Estudiantil Universitaria, el anciano exlíder dijo “no confiar en la política de EE.UU.”, aclarando que si bien no ha intercambiado palabra con ninguna autoridad estadounidense, tampoco significa que se oponga a la solución de conflictos de una manera pacífica.
El Departamento de Estado de EE.UU. comentó que el tema de fondo en la nueva era de relaciones entre Washington y La Habana es encontrar lo que es mejor para ambos pueblos.
"No se trata de confianza", dijo la vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki. "Es sobre lo que es de interés para el pueblo cubano, para nuestra seguridad nacional, nuestros intereses económicos y es por eso que estamos en este nuevo rumbo".
De todas formas, el Departamento de Estado vió como algo positivo las declaraciones de Castro.
"Tomamos su referencia a las normas y principios internacionales como un signo positivo y anticipamos que el gobierno cubano implemente esas normas y principios para una Cuba democrática, próspera y estable", dijo Psaki.
De paso, la carta también desvirtuó los rumores de que había muerto, si bien no ha aparecido en público por más de un año.
Fidel, retirado del poder desde 2006 por razones de salud, opinó que su hermano Raúl ha hecho lo correcto según sus facultades.
"El Presidente de Cuba ha dado los pasos pertinentes de acuerdo a sus prerrogativas y las facultades que le conceden la Asamblea Nacional y el Partido Comunista de Cuba", escribió el padre de la revolución cubana.
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La carta también se publicó en el sitio en internet del periódico oficial Granma.
Este cambio de política no fue bien recibido por un sector de la población estadounidense, en especial algunos disidentes y miembros del partido republicano que se oponen tajantemente a un eventual levantamiento del embargo a Cuba.
