El inmigrante nicaragüense Oscar Reyes llegó hasta la frontera sur de Estados Unidos solo y por sus propios medios y el hondureño Marcos Díaz se embarcó en la ruta con su esposa embarazada y su pequeña hija. Ambos llegaron a la frontera a finales de diciembre para toparse con la valla metálica y miles de sus compatriotas y paisanos centroamericanos que esperan en el lugar para poder cruzar.
“Fue bastante difícil hacerlo por cuenta propia, muy duros los momentos que hemos pasado” dijo a la Voz de América Oscar, mientras buscaba ayuda en un albergue repleto de migrantes en la ciudad fronteriza de Juárez, en el lado mexicano. Y el hondureño Marcos Díaz comentó que lo que lo alienta a esperar y seguir “es poder llegar a Estados Unidos con mi familia, para trabajar”.
Reyes y Díaz son parte de los miles de migrantes que han llegado en las últimas semanas a la franja fronteriza con la esperanza de que EEUU levantara la restricción de salud pública conocida como Título 42, que facilita la expulsión inmediata de migrantes hacia el lado mexicano. Pero la Corte Suprema bloqueó la cancelación prevista para el 21 de diciembre y puso en suspenso la decisión sobre la medida que tiene en querellas a la administración demócrata del presidente Joe Biden con estados de gobiernos republicanos de los límites fronterizos.
Al revisar las expectativas sobre la migración de centroamericanos hacia Estados Unidos en 2023, expertos consultados por la VOA coinciden que para hacer una proyección hay que hacer una mirada analítica a varios temas, tanto de asuntos internos de EEUU como de la situación en los países de emisión de migrantes.
El investigador salvadoreño Napoleón Campos, experto en relaciones internacionales y en asuntos centroamericanos, explica que -a su criterio- el pronóstico de la migración de centroamericanos este año podrá ser “igual de dramático o quizá peor que los últimos dos años”.
Las razones para vaticinar sus proyecciones sobre el fenómeno las sustenta en que “a las causas tradicionales que expulsan población fuera de las fronteras centroamericanas se anota (en la actualidad) el proceso de desmantelamiento democrático e institucional y de violaciones masivas a los derechos humanos, por tanto este 2023 puede llegar a marcar hasta cifras más dramáticas”, dice.
En Washington Abel Núñez del Centro de Recursos para Centroamericanos, CARECEN, expone a la VOA que “estamos en un peor momento que en años anteriores” en cuando a inmigración.
Eso –dice- evidencia como una administración demócrata “está luchando para mantener el Título 42", pues al mandato de jueces federales para cancelar la normativa los departamentos de Seguridad Nacional y de Justicia pidieron prórrogas para prepararse ante eventuales multitudes tratando de entrar al país de manera ilegal.
Bajo esa lectura de la situación interna de EEUU, Núñez ahonda en que la migración de centroamericanos seguirá en su tendencia al alza con mayores dificultades para ingresar al país de forma irregular.
Si bien los datos ofrecidos por las autoridades estadounidenses no ponen a la cabeza a Guatemala, El Salvador y Honduras como los mayores emisores de migrantes, como en años anteriores, no es porque sustancialmente haya bajado los números, agrega Núñez, es más porque “esos protagonistas de la migración ya no encajan en la lista principal, y no es porque ha bajado el número de migrantes que entran, es porque otros países están mandando más”, apunta.
Patrulla Fronteriza muestra resultados
Al cerrar el año 2022 la Patrulla Fronteriza (CBP) presentó la compilación de datos de noviembre reciente, donde contabilizaron 204.155 detenciones de migrantes irregulares, un 4% más que en octubre. Los datos de diciembre aún se desconocen.
Sin embargo, la agencia federal, parte de DHS sostiene que la mayor concentración de individuos detenidos son migrantes que “huyen de los regímenes autoritarios fallidos de Nicaragua y Cuba” lo que aumentó el número de ese período.
Pues del total de encuentros en la frontera suroeste en noviembre, 68.044 provenían de Cuba o Nicaragua, lo que representa el 35 % de los encuentros únicos.
Y “las personas de México y el norte de Centroamérica representaron 58.559 encuentros únicos en noviembre de 2022, lo que representa el 30 % de los encuentros únicos y una caída del 14,2 % desde noviembre de 2021. En comparación, los migrantes mexicanos y del norte de Centroamérica representaron el 53 % de los encuentros únicos en noviembre de 2021”, dijo Troy Miller, Comisionado Interino de CBP.
Además, matiza que la puesta en marcha del programa de migración ordenada para venezolanos ha mostrado resultados rápidos, pues los migrantes de este país sudamericano constituían el mayor volumen de migrantes en la frontera sur hasta octubre.
“Continúan llegando en cantidades mucho menores como resultado del proceso de control migratorio que incluye expulsiones a México y por vías legales. Los venezolanos han disminuido de aproximadamente 1.100 por día la semana anterior a que se anunciara ese proceso, a aproximadamente 100 por día de manera constante durante todo noviembre”, apuntó Miller.
Ante esos datos oficiales el experto Napoleón Campos dice que al ser recuentos de avistamientos y detenciones son datos cuantificados, pero los observadores del tema migratorio estiman que más de un 30% de los migrantes logran sortear las fronteras y entran al país sin ser detectados.
“Sabemos que más del 30% de la migración no pasa por instituciones ni registros oficiales por tanto a las cifras de detenidos entre las fronteras de México y Estados Unidos habría que añadir un 30% más” comenta Campos.
Cuota de responsabilidad sin asumir
Desde Estados Unidos el activista hondureño Juan Flores, que dirige una fundación de asistencia humanitaria a inmigrantes de su país en el sur estadounidense dice a la VOA que el problema seguirá acrecentándose porque los países centroamericanos tienen parte de su responsabilidad en la problemática.
“Nuestra perspectiva como organizaciones en Estados Unidos es que los gobiernos de Centroamérica asuman su cuota de responsabilidad porque año a año se va incrementando el problema”, dice Flores.
Contar con una migración ordenada -agrega este dirigente- solo podría lograrse con un trabajo muy bien articulado desde los gobiernos centroamericanos con su par estadounidense.
“Al final este es un flagelo que se convierte en un problema al interior de Estados Unidos y que al final quien termina pagando las consecuencias es el mismo migrante”, puntualizó.
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