El año pasado, el presidente estadounidense Donald Trump designó a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán como una organización terrorista extranjera, una decisión sin precedentes que marcó la primera vez que Estados Unidos formalmente nombró terroristas a militares de otro país.
Los expertos dijeron que la decisión probablemente tensarían más las desgastadas relaciones entre Washington y Teherán.
Este es un perfil de la Guardia Revolucionaria de Irán
La Guardia Revolucionaria de Irán, conocida en el país como Pasdaran, fue fundada en abril de 1979 poco después de la Revolución Islámica que derrocó al shah Mohamed Reza Paleví, un monarca proccidental.
La orden del fallecido líder supremo iraní ayatolá Ruhollah Jomeini fue que la principal tarea de la Guardia es proteger al sistema islámico y los valores revolucionarios del país.
“En principio, el estado iraní podría reformarse ulteriormente hacia fuera de los límites concebidos por esa revolución, a pesar de las numerosas protecciones constitucionales establecidas por Jomeini, para incluir una supervisión del clero al gobierno elegido”, dijo Brad Patty, un analista y ex asesor del ejército estadounidense.
“En la práctica, la Guardia existe para asegurar que eso nunca suceda. La población de Irán quisiera hacerlo, pero está condenada a vivir temerosa de la Guardia”, señaló Patty.
Estructura
La Guardia Revolucionaria se ha convertido actualmente en una importante pieza militar, política y económica en Irán, con una fuerza estimada en 150.000 efectivos compuesta de unidades terrestres, aéreas y marinas. También está a cargo de los programas de nucleares y de misiles balísticos del país.
En organización, la Guardia está bajo el mando del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas como parte del Ministerio de Defensa. Sin embargo, los militares siguen subordinados al líder supremo Alí Jamenei, y las autoridades civiles elegidas no tienen un control real sobre ellos, según dice el Proyecto Contra el Extremismo, una organización política internacional.
Internamente, la Guardia Revolucionaria también comanda la Fuerza de Resistencia Basij, un grupo de voluntarios religiosos que canaliza apoyo popular al gobierno y suprime la disidencia interna.
Esta fuerza paramilitar también monitorea el cumplimiento de las estrictas costumbres del país, como arrestar a las mujeres que violan el código de vestimenta pública y allanar fiestas al estilo occidental donde se sirve alcohol.
Externamente, la Guardia Revolucionaria usa a la oscura Fuerza Quds, que estaba liderada por el general Qassem Soleimani, y a las milicias chiíes afiliadas, como el grupo libanés Hezbolá, para extender su influencia en el Oriente Medio y fuera de allí.
Actividades y lazos internacionales
La Fuerza Quds, un comando élite, fue creada durante la guerra entre Irán e Irak en la década de 1980 y cuenta con un personal de 15.000 combatientes.
El grupo ha estado involucrado desde entonces, directa o indirectamente, en conflictos en el Oriente Medio, ofreciendo respaldo a milicias y gobiernos proiraníes, particularmente en el Líbano, Siria, Irak, Yemen, los territorios palestinos y Afganistán.
Más recientemente, la Fuerza Quds fue crucial en la guerra civil de Siria, apoyando al presidente Bashar al-Assad contra los rebeldes.
En Irak, el grupo jugó un papel clave en ayudar al gobierno apoyado por chiíes en la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico y en frustrar un esfuerzo de los kurdos por su independencia.
La Fuerza Quds es considerada también la línea vital de los rebelde hutíes en Yemen en su lucha contra el gobierno internacionalmente reconocido de ese país.
Designaciones mundiales
Estados Unidos designó a la Fuerza Quds como un patrocinador del terrorismo en 2007, seguido de Canadá en 2012. Arabia Saudí y Bahréin, dos vecinos rivales de Irán, designaron a la Guardia Revolucionaria como una entidad terrorista en 2018.
Naciones Unidas y la Unión Europea se han mantenido al margen de estas designaciones, pero han marcado a individuos clave de la fuerza, entre ellos a Qassem Soleimani.
(Con reporte de Rikar Hussein y Mehdi Jedinia, VOA)