Las protestas ciudadanas contra el gobierno del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, han ganado fuerza desde septiembre.
La más reciente ocurrió el pasado domingo, convirtiéndose en la segunda en pocos días, en la que un grupo de salvadoreños mostró su rechazo cuando miles de participantes en las calles de San Salvador expusieron su oposición a las políticas del mandatario. El malestar incluye que en pocos meses Bukele -que controla la Asamblea Legislativa- ha tomado la riendas también del aparato de justicia.
Todo ello, en un contexto en que las encuestas de opinión tanto en El Salvador como las realizadas entre salvadoreños que residen en Estados Unidos dan ventaja de popularidad a Bukele, quien aparece con altos índices de aprobación.
No obstante, tanto dentro como fuera del país crece el temor por lo que algunos catalogan como “retrocesos democráticos” en la nación centroamericana.
La Voz de América ahonda en el tema para acercarse a las causas y protagonistas de las protestas.
El analista y director de Alianza Américas basado en Estados Unidos, Oscar Chacón, pone en perspectiva la situación de su país.
¿Quiénes lideran las movilizaciones contra Bukele?
Las cabezas visibles de las manifestaciones son organizaciones de la sociedad civil surgidas en el contexto democrático del país, que van desde organismos de derechos humanos, colectivos que agrupan a minorías como LGBT, organizaciones de combate a la corrupción y transparencia.
También están los grupos de profesionales, excombatientes del Ejército y la guerrilla que participaron en la guerra civil (1980-1992), que reclaman derechos de veteranos; jueces organizados por las reformas recientes que depusieron a centenares de operadores de justicia de sus cargos, jóvenes universitarios.
Entre los descontentos están emprendedores que ven en políticas económicas como el bitcóin desaciertos para abrirse camino, además de ciudadanos preocupados por la democracia en el país.
¿Qué dicen los carteles y las consignas?
Durante las marchas predominan en los carteles los mensajes contra “la corrupción”, el “autoritarismo”, alusiones al “nepotismo”, la “incompetencia en la gestión del país”, las sentencias de la nueva Sala de lo Constitucional -a la medida- que permite a Bukele reelegirse en el cargo en 2024, contra la orden constitucional, entre otras.
El movimiento también rechaza la implementación del bitcóin, la destitución sumaria de jueces, los cambios previstos a 215 artículos de 272 de la Constitución salvadoreña, saltándose el proceso que la misma carta magna manda, expertos en la materia señalan sería una “una nueva constitución disfrazada”.
“Las credibilidad del gobierno en las reformas a la Constitución es cuestionable… hay que recordar que las propone un gobierno que ha violado múltiples veces la Constitución”, ha dicho José Marinero, presidente de la Fundación Democracia, Transparencia, Justicia (DTJ).
¿Qué razones hay para unirse a las protestas?
El joven Rubén Serrano comenta a la Voz de América por qué decidió unirse a las protestas.
“De ver tantas cosas que están tan mal y que es la única manera de como podés reclamar algo fuera de las redes sociales, que también creo que son útiles. Al principio da miedo, recuerdo cuando iba a las primeras de 100 o 200 personas. Pero después te envalentonas y es bien emocionante la energía que te deja", dijo.
"Saber también que es mentira que estás solo, que hay miles de personas que piensan igual que tu. Me atrevería a decir también que en algún momento las protestas y las marchas van a ser eventos sociales a los cuales todos tienen que ir o necesitan ir”, agregó.
¿Cuál es el contexto de El Salvador en la recta final de 2021?
“Lo que tenemos ahora en el país es el retroceso más grande frente al avance que significaron los Acuerdos de Paz, (1992) que nos dieron 30 años seguidos en que aquí no hubo un golpe de Estado, no hubo guerra… el problema que hubo es el problema social que no lo resolvimos…", dijo el exembajador de El Salvador en Washington, Rubén Zamora, político socialdemócrata de amplia trayectoria.
"Una de las características del neopopulismo, como en el caso del presidente Bukele, es la “re-politización” de las Fuerzas Armadas”, razona Zamora en entrevista de este lunes con un rotativo salvadoreño.
El presidente Bukele y la Asamblea Legislativa oficialista que ganó la mayoría de escaños en las elecciones del febrero de este año y que inició mandato el 1 de mayo, comenzó bajo el argumento de “tener el poder del pueblo” a desmantelar el andamiaje institucional y de balance de poderes en El Salvador, en la actualidad controla también el aparato de justicia con los cambios realizados, procesos que han sido advertidos de “preocupantes” por la comunidad internacional.
¿Existe la tradición de manifestaciones masivas en El Salvador?
La respuesta razonada es no. A diferencia del vecino Guatemala, países sudamericanos o de la Unión Europea donde existe un fuerte arraigo en la expresión pública ciudadana de manifestarse, la sociedad salvadoreña es poco dada a presentar reclamos en la vía pública, en parte -explican los estudiosos de los movimientos sociales- se debe a las connotaciones que dejó la guerra civil que causó unos 80.000 muertos, la represión militar que la antecedió y continuó durante el proceso, y más recientemente en la época democrática por la relación que el ciudadano promedio hace de la protesta pública con expresiones extremistas.
¿Podría Bukele contener las movilizaciones y el descontento?
Las masivas protestas del 15 de septiembre tomaron por sorpresa a Bukele que tenía previstos múltiples actividades para conmemorar ese día los 200 años de independencia de El Salvador.
Sin embargo, la narrativa en redes sociales por primera vez la ganaba la disidencia que se impuso y obligó al presidente a acuartelarse en Casa Presidencial y reducir las celebraciones a un evento con embajadores que luego transmitió por la noche en cadena nacional de radio y televisión.
Este 17 de octubre las fuerzas de orden impusieron operativos calculados para reducir las concentraciones previstas en la Plaza Cívica, centro de San Salvador.
Hubo unos 20 retenes de policías y militares en carreteras para detener autobuses con ciudadanos, según reportaron medios de comunicación salvadoreños el domingo.
La Policía Nacional Civil dijo en Twitter: “Brindamos seguridad en paradas de autobús y verificamos que no se movilicen prófugos de la justicia en las unidades de transporte”.
En algunos retenes los manifestantes hicieron protestas en el sitio al verse imposibilidades de llegar a la capital y sumarse al núcleo de las marchas, con lo que según denunciaron los organizadores el gobierno quería a toda costa reducir la concentración masiva en el Centro de San Salvador para quitarle valor a las imágenes transmitidas de la concentración.
¿Qué opinan los analistas sobre la actuación de Bukele?
Analistas políticos y expertos en relaciones internacionales como Napoleón Campos ven un auto aislamiento de El Salvador.
Bukele fue el único presidente de Centroamérica que no acudió a la Asamblea General de las Naciones Unidas el mes pasado; tampoco participó su ministra de Relaciones Exteriores, Alexandra Hill, en las reuniones de cancilleres de Centroamérica y México con el Secretario de Estado, Antony Blinken en Nueva York. Bukele envió un mensaje de vídeo a la ONU donde rechazaba que la comunidad internacional “no acepte cuando alguien quiere hacer las cosas de manera distinta”.
“Estoy anunciando la intención de mi país El Salvador de irnos por ese nuevo camino… invitando a las personas del mundo que también piensan de esta manera, que todavía no han sido absorbidas por la hiper comunicación del sistema”, dijo Bukele en su mensaje pregrabado.
El gobierno salvadoreño también ha rechazado con rebuscadas interpretaciones de la Constitución las preocupaciones de Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, y agencias cooperantes sobre los procesos y cambios ejecutados.
¿Cómo percibe EE. UU. la actual situación de El Salvador?
La semana recién pasada el subsecretario adjunto para asuntos del Hemisferio Occidental y enviado especial para el Triángulo Norte, Ricardo Zúñiga, se reunió con cerca de un centenar de salvadoreños en Washington, el funcionario de la administración Biden dejó ver a los presentes que a Estados Unidos le preocupa el “deterioro democrático”, y que entiende que El Salvador ve empeorar su economía y necesita financiamiento de organismos multilaterales, pero Estados Unidos no apoyará más créditos para ese país sino se vuelve a la institucionalidad democrática.
Zúñiga lamentó que muchos salvadoreños dentro de El Salvador no entiendan lo grave de la situación.
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