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Pilotos cubanos rescataron a judíos


Se transportaron alrededor de 115.000 refugiados procedentes de Iraq; 25.000 de Irán, y algunos centenares de la India y de Yemen.
Se transportaron alrededor de 115.000 refugiados procedentes de Iraq; 25.000 de Irán, y algunos centenares de la India y de Yemen.

Probablemente no fue su vuelo más fácil. A principios de 1951, un grupo de pilotos cubanos partió de La Habana con destino a Tierra Santa. ¿Su mercancía? Emigrantes.

Han tenido que pasar sesenta años para que se reconozca su labor, que les consagró como autores de la evacuación de una de las emigraciones en masa por avión más grande.

Tres años después de la fundación de Israel, en territorio palestino entonces bajo el control del gobierno inglés, la reciente nación precisaba de pobladores que pudieran desarrollar el nuevo país.

A ese llamado respondieron cantidad de hebreos deseosos de aceptar esa oferta. Los que se encontraban en Europa fueron los que encontraron más fácil camino para alcanzar esa promesa, “pero mientras esto sucedía, la situación de los judíos en los países árabes era difícil por las históricas confrontaciones entre ambos”, explica capitán Rolando Marrón Duque de Estrada, historiador de la aviación.

El bloqueo egipcio y la imposibilidad de acceder por tierra hicieron que "el único recurso que quedaba era hacer una gigantesca evacuación aérea. Urgidos por el tiempo, se emprendieron las negociaciones para llevar a cabo tan colosal tarea. Como no existían relaciones diplomáticas entre Israel y los países de la Liga Árabe, era imposible realizar el éxodo con aviones de bandera israelita, por lo que fue preciso obtener la licencia para los aviones destinados a esta empresa en un país neutral”, añade.

La evacuación aérea

En los cerca de dos años que duró esta misión se transportaron alrededor de 115.000 refugiados procedentes de Iraq; 25.000 de Irán, y algunos centenares de la India y de Yemen.

Los judíos de Iraq fueron los que confrontaron las mayores persecuciones y peligros en su país, por lo que se hacía necesario evacuarlos lo antes posible.

“Si bien la primera ruta era relativamente fácil en el invierno, las condiciones cambiaban bastante durante el verano, pues las tormentas de polvo del desierto entorpecían con frecuencia las aproximaciones al aeropuerto al reducir en forma considerable la visibilidad en Bagdad, y en ocasiones forzaban a los pilotos a aterrizar en aeródromos alternos, hasta tanto cesaran las condiciones adversas en los lugares de destino”.

Pero no fueron los únicos inconvenientes que tuvieron que atravesar, ya que las altas temperaturas alteraban el rendimiento de los motores.

La llegada de inmigrantes judíos a Israel se frenó a finales de 1952.

Meses más tarde, el equipo de pilotos regresó a Cuba en el denominado año de la bandera, portando como insignia una roseta con la Enseña Nacional cubana.

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