La indignación popular ante lo que catalogan como falta de acción frente a un desastre ecológico de gran magnitud logró que la ciudadanía se organizara y aportara con un simple mechón de cabello para mitigar el impacto devastador del derrame de petróleo ocurrido hace un mes en el litoral peruano.
Cómo nace la historia del uso de cabello para absorber petróleo
La creación de esta técnica se le atribuye a un peluquero de Alabama, que vio por televisión cómo el pelo de una nutria marina estaba saturado del petróleo derramado en el famoso accidente del Exxon Valdez en Alaska, en 1989.
Al peluquero de nombre Phil McCroy se le ocurrió si todo ese petróleo podia adherirse al pelo de una nutria por qué no al cabello humano.
Luego hizo un experimento en su casa y en una media de su esposa la rellenó del cabello que recolectó en su peluquería. Luego sumergió ese tubo en una bañera con agua y petróleo y comprobó el poder de del cabello de adherir el crudo. Varios medios de comunicación de renombre como la BBC indican que instituciones como la NASA y la Universidad de Tecnología de Sidney, en Australia han puesto a prueba la técnica de McCroy.
La NASA comprobó que, tras utilizar el filtro de pelo humano en agua con petróleo, tras una sola filtración "sólo quedaron 17 partes por millón de crudo en el agua".
Por su parte, el estudio de la Universidad de Sídney concluyó que el alto contenido de cutícula del pelo humano lo hace un "biosorbente altamente hidrofóbico", con una corteza muy porosa que atrapa varios tipos de contaminantes.
La técnica ha sido utilizada en varios derrames en diferentes partes del mundo.
Si bien el gobierno de Perú declaró estado de emergencia por 90 días una semana después de lo sucedido, todavía continúan operaciones de limpieza, mientras las autoridades afirmaron que acudirán a los tribunales internacionales en busca de compensación por parte de la empresa Repsol.
La tragedia medioambiental ocurrió hace un mes, el pasado 15 de enero, tras un fuerte oleaje provocado por la erupción volcónica en Tonga que ocasionó una avería en un buque petrolero de Repsol lo que desencadenó el derrame de crudo en la costa del Pacífico.
Cálculos indican que se fueron al mar alrededor de 6.000 barriles de petróleo, considerado por los especialistas entrevistados, un "veneno mortífero" para la flora y fauna del litoral y el medio ambiente.
¿Es posible contener la expansión de un derrame de crudo con cabello humano? La respuesta es sí, según explica la bióloga marina, Ana Trujillo. Pero qué tan viable es hacerlo para mitigar un derrame de 6.000 barriles de petróleo es materia de discusión en las últimas semanas.
“La recolección de cabello para contener el avance del crudo es una técnica internacionalmente reconocida, pero obviamente debe aplicarse como algo complementario, que incluso puede servir para educar a la ciudadanía aledaña a los lugares comprometidos para que ellos también sientan que son parte de una respuesta rápida”, señaló a Voz de América la bióloga Marina, Ana Trujillo.
¿Qué son las salchichas de cabello humano y cómo se usan?
La iniciativa de recolectar cabello humano se inició hace algunas semanas y finalizó el 28 de enero. El objetivo era recaudar toneladas de cabello humano para armar gigantescas 'salchichas' que servirían de herramientas para limpiar el mar contaminado de crudo.
A estas barreras orgánicas de contención le llaman 'salchichas' por su forma. Actualmente, la iniciativa se encuentra en el proceso de armar las 'salchichas', que no son otra cosa que una especie de medias de nylon gigantes rellenas de cabello.
Con las salchichas se formarían barreras absorbentes que se arrojarían al mar contaminado.
Según explica la doctora en química ambiental, Jenny Zenobio, en su cuenta de Twitter, el cabello humano “es un excelente sorbente porque es oleofílico (absorbe aceites) e hidrofóbico, es decir repele el agua. Además, agregó que bajo condiciones perfectas se necesitarían 175 toneladas de cabello para remover los 6.000 barriles derramados.
Pero al parecer, la cantidad necesaria de cabello no sería el problema porque con la ayuda de las redes sociales rápidamente se creó un movimiento que lanzó a las personas a las calles, durante plena pandemia por el COVID-19, con el fin de donar su cabello.
Es así que nació Hairboom Perú, un grupo de personas interesadas en mitigar el impacto ambiental causado por el derrame y que en cuestión de horas logró convocar a miles de personas a nivel nacional. “Nacimos a raíz de la emergencia que estamos viviendo. Primero, creamos un grupo por WhatApp y de inmediato empezamos a crecer y a tener gran respuesta”, cuenta a Voz de América, Nicole Castillo, una de las cofundadoras del grupo.
“Nuestro proyecto busca agilizar el avance científico de esta metodología sostenible que ya ha sido aplicado en emergencias reales en Estados Unidos, pero al mismo tiempo necesitamos más apoyo para seguir avanzando”, sostiene Castillo.
La campaña de donación de cabello cerró el pasado 28 de enero y en estos momentos se encuentran en la segunda fase del proceso que consiste en el armado de esponjas (salchichas) todo con la ayuda de manos voluntarias.
Controversias busca frenar campaña
Tras la convocatoria masiva de personas para que donaran su cabello salieron a relucir interrogantes: ¿Qué harán con el cabello?, ¿Dónde harán las 'salchichas'?, ¿Cómo lo procesarán?
Y ante la falta de respuestas, el gobierno peruano se pronunció y dijo que utilizar salchichas de cabello humano es una “herramienta poco efectiva” para mitigar el derrame y que por el contrario utilizarán otros mecanismos.
El gobierno peruano indicó que incluso, la “manipulación” de estas salchichas con cabellos humanos en su interior, podrían generar más desechos dañinos si no se realiza correctamente.
“Una vez que ocurre este tipo de catástrofe debe haber un sistema establecido de alarmas, un sistema establecido de reacción y de limpieza y de eliminación del crudo.
Obviamente en Perú hay controversias en cuanto a cómo se ha tratado el tema, la petrolera Repsol culpa a Perú por no tener un sistema de alarma de tsunami, por otro lado, el Estado peruano culpa a Repsol por permitir que esto haya ocurrido. Lo que hay es una especie de partida de ping pong, unos se culpan a otros y al fin de cuentas es la población la que paga los platos rotos, la industria pesquera, la industria turística”, asegura a Voz de América, Javier Sierra, director asociado de Sierra Club, una de las organizaciones ambientales más grandes de Estados Unidos.
Y son precisamente estos elementos que menciona Sierra los que han brillado por su ausencia en la causa peruana.
“Los daños ante un derrame de petróleo son devastadores y depende de la cantidad de crudo y de dónde ocurra. En esta ocasión ocurrió muy cerca de Lima en un país que depende tanto de la pesca. Limpiar el mar dañado por completo es prácticamente imposible porque el crudo ya se encuentra en todos los recobecos de la costa peruana”, indicó Sierra.
Clamor ciudadano
¿Cómo queda entonces ese entusiasmo de la ciudadanía de querer colaborar con una causa noble para mitigar el terrible desastre ecológico?
“Estas acciones de la población lo que está mandando es un mensaje de indignación ciudadana y con toda la razón del mundo, estamos hablando de las playas de Lima, una de las capitales más grandes de las Américas. La gente está indignada está asqueada, de ver una marea negra que contamina sus playas. Es digno de admirar que las personas se organizan voluntariamente y han salido a limpiar y hacer lo posible para mitigar esta catástrofe”, explica Javier Sierra.
Para la bióloga marina, experta también en campañas ciudadanas, la reacción de las comunidades en Perú es normal ante un desastre de tal envergadura. “Creo que el gobierno está dejando pasar una gran oportunidad no solo de conectarse si no de poder aplicar una respuesta técnica. El sector privado, en este caso Repsol y el gobierno peruano deben asumir su responsabilidad y al mismo tiempo integrar de manera inclusiva a la ciudadanía para evitar que se produzca un sentimiento de frustración en la población”.
La lección: “Dejemos atrás los combustibles fósiles”
Para el director asociado de Sierra Club, Javier Sierra, lo sucedido en Perú es una nueva advertencia de que debemos ir dejando de lado los combustibles fósiles y movernos hacia una economía limpia cuanto antes.
Anualmente se producen alrededor de 200 derrames petroleros en todo el mundo, advierte el experto, y es algo que siempre va a ocurrir a mayor o menor escala. “Tenemos que considerar abrir las puertas de par en par a un enfoque de economía limpia que nos ahorre todos estos desastres”.
Para los ambientalistas y científicos todos podemos ser parte de la solución y debemos estar sensibilizados y conscientes de lo que está ocurriendo. "La ciencia nos indica que dentro de 10 años debemos eliminar el consumo de la mitad de los combustibles fósiles y para el 2050 debemos eliminarlo por completo y sustituirlo con energía limpia y renovable: el sol, el viento, la geotermia, las mareas marítimas, etc.", argumenta Sierra.
"De esta manera, no solo evitamos derrames de esta naturaleza si no que abrimos las opciones para que las futuras generaciones puedan vivir en un lugar próspero, en un mundo próspero con una atmósfera respirable y que no tengan que vivir con este tipo de tragedias”, finalizó el director asociado de Sierra Club.
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