El papa Francisco intervino por tercera vez para restringir la celebración de la antigua misa en latín, en un indicio de la continua tensión con los tradicionalistas católicos.
En un nuevo decreto legal publicado el martes, el Pontífice reafirmó que el Vaticano debe aprobar todas las nuevas celebraciones del antiguo rito mediante la firma de las decisiones de los obispos de designar iglesias parroquiales adicionales para la misa en latín o para permitir que sacerdotes recién ordenados la oficien.
El documento establece que la oficina de liturgia del Vaticano, dirigida por el cardenal británico Arthur Roche, es la responsable de evaluar este tipo de pedidos en nombre de la Santa Sede y recordó que todas las solicitudes de los obispos deben dirigirse ahí.
Por varias semanas, blogs y sitios webs tradicionalistas católicos han reportado que se estaba preparando una mayor limitación del rito antiguo, tras la decisión tomada por Francisco en 2021 para reimponer las restricciones a su uso que había relajado su antecesor, el papa Benedicto XVI, en 2007.
El nuevo decreto no restringe más la celebración sino que repite las normas anteriores.
Su insistencia en la autoridad de Roche en el proceso parecía acallar los reclamos tradicionalistas de que el cardenal se había excedido en su mandato. Francisco aprobó el decreto el lunes durante una audiencia privada con Roche.
Las limitaciones de Francisco al rito antiguo indignaron a sus críticos conservadores y tradicionalistas, muchos de los cuales lo han atacado también por su atención al medio ambiente, la justicia social y los inmigrantes.
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