El papa Francisco visita este martes Morelia, capital del estado de Michoacán, una región que se ha convertido en el corazón del narcotráfico y la violencia derivada de las drogas.
La escala del papa en Morelia es una señal de respaldo al programa pastoral del arzobispo de Morelia y ahora cardenal, Alberto Suárez Inda, y lo considera un modelo para que otros clérigos lo emulen.
En 2013, en la que ha sido tal vez la cúspide de la violencia en Michoacán, Suárez Inda encabezó a otros ocho obispos en la firma de una carta inusualmente dura en la que acusaban a las autoridades gubernamentales de "complicidad, forzada o voluntaria" con las bandas criminales.
En la carta, exhortaban a los sacerdotes a que hicieran "cuanto esté a su alcance" para ayudar a la gente en un ambiente de secuestros, homicidios y extorsión, así como a emprender "acciones concretas a favor de la paz y la reconciliación".
Desde su llegada, el mensaje del papa ha sido un llamado de atención para los líderes de la Iglesia mexicana, muchos de los cuales se muestran renuentes a criticar a la élite de los ricos y poderosos con la que tienen vínculos cercanos.
El papa ofició una misa, y luego visitará la catedral de Morelia y reunirá con un grupo de jóvenes.
Francisco realiza una visita de cinco días a México que termina el miércoles cuando visite Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos.