El papa pidió una solución al drama de los refugiados e imploró “la atención del mundo, que debe responder con humanidad porque Dios creó una sola familia”.
Así lo aseguró el Pontífice desde la isla griega de Lesbos, donde criticó la “ilusión” de pretender construir muros para “sentirse seguros”.
Francisco también llamó a “jamás olvidar” a los migrantes muertos en busca de una vida mejor, donde lanzó una corona de laurel al Mar Egeo en honor a los fallecidos mientras buscaban un futuro propicio.
El papa pronunció una oración en la cual aseguró que aunque las tumbas de los migrantes no tienen nombre, Dios conoce y ama con predilección a cada uno de ellos.
Precisó que para ser realmente solidarios con quien se ve obligado a huir de su propia tierra, hay que esforzarse en eliminar las causas de esa dramática realidad: no basta con limitarse a salir al paso de la emergencia del momento, sino que hay que desarrollar políticas de gran alcance, no unilaterales.