El Papa Francisco habló desde el Congreso en Washington y miles de personas se reunieron en la Alameda Nacional, frente al Capitolio, para escuchar sus palabras, que fueron consideras como…
"… históricas. Yo pienso que el Papa nos acaba de mandar un mensaje extraordinario. Lo primero que dijo tanto ayer en la Casa Blanca, como acá en el Capitolio, diciéndonos, yo soy un hijo de inmigrantes, tenemos que darle la bienvenida a los inmigrantes. Eso cambia la conversación desde el punto de vista humano, que en este momento el Papa nos está invitando a hacer a otra versión que es el mensaje de odio que hemos estado escuchando por los últimos meses", dijo a la Voz de América (VOA), Gustavo Torres, director ejecutivo de CASA.
Algunos, como Flor Amaya, opinan que la visita del Pontífice podría iluminarnos el camino.
"Es bueno que el Papa haya venido a la ciudad para poder darnos un poco de luz", dijo a la VOA.
No obstante, la líder laboral hispana Dolores Huerta, quien se encontraba en el Congreso escuchando el discurso en persona, asegura que además de luz, el Papa dio una reprimenda.
"Estaba ahí sentada pensando, que es como el padre que viene a corregir a los hijos, a llamarles la atención por lo que están haciendo, o lo que no están haciendo", comentó a la VOA Dolores Huertas.
Francisco también hizo un dramático llamado a adoptar "acciones valientes" para enfrentar los efectos del cambio climático.
Para Javier Sierra, portavoz de Sierra Club, una de las organizaciones para la protección del medio ambiente más grandes de EE.UU., aunque muchos abrazaron las palabras del Papa sobre este tema, la resistencia de algunos congresistas fue evidente.
"Les ha puesto a todos en evidencia, porque de lo que se trata no es de política, sino de moralidad', y esta es una cuestión moral, y si no quieres participar en esta cuestión del cambio climático entonces tú, inmediatamente te pones en el campo de la inmoralidad", dijo Sierra a la VOA.