El papa Francisco arribó a México en su primera visita como Pontífice y en la que busca dejar un mensaje de solidaridad con las víctimas de la violencia del narcotráfico y las comunidades afectadas por la pobreza.
El presidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera recibieron al papa a la escalinata del avión de Alitalia que lo trajo a México, en un hangar donde cientos de personas lo aguardaban.
Cuatro niños de igual número de estados de México se aproximaron y le acercaron un cofre que según el programa oficial contenía tierra del país.
Mientras caminaba por la pista del aeropuerto internacional, artistas mexicanos entonaron una canción compuesta especialmente para su visita, "México se pinta de luz", mientras los organizadores de la bienvenida iluminaron el lugar con luces azules.
Un grupo de niños que cantó la canción junto a otros artistas rodearon al papa, quien los recibió entre sonrisas.
"¡Francisco, Francisco, Francisco!", "¡Esta es la juventud del papa!". "¡Francisco hermano, ya eres mexicano!", "¡Queremos que el papa nos dé su bendición!", se oía entre los asistentes.
El Pontífice llegó al aeropuerto internacional de la Ciudad de México procedente de La Habana, donde tuvo un encuentro histórico con el patriarca ortodoxo ruso Kirill.
Miles de mexicanos comenzaron a salir la tarde del viernes a las calles de la capital para recibir a Francisco, quien realiza su primera visita al país en medio de una expectativa sobre los mensajes que dirigirá en torno a temas como la violencia y la inmigración.
Antes de llegar a México, el Santo Padre envió un mensaje de condolencia al arzobispo de Monterrey, por la muerte de 49 reclusos en un motín en el penal de Topo Chico, en esa ciudad del norte mexicano.
El Pontífice expresó profundo dolor por la violencia del jueves, y pidió que su mensaje sea transmitido a los familiares de los presos muertos. También dijo que desea una pronta recuperación para los heridos en la revuelta.