El papa Francisco aceptó la renuncia del obispo estadounidense Michael J. Bransfield, quien en el pasado fue acusado de abusos sexuales a menores en la diócesis de Filadelfia y al mismo tiempo, autorizó una investigación al religioso sobre acoso sexual a adultos.
En un breve comunicado, el Vaticano informó el jueves que “Francisco ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Wheeling-Charleston presentada por monseñor Michael J. Bransfield”, quien ya ha alcanzado la edad de jubilación para los obispos que es de 75 años.
La decisión coincide con una reunión entre una delegación de cardenales y obispos católicos estadounidenses con el papa Francisco en medio de una crisis de confianza en el liderazgo de la Iglesia por un escándalo de abusos sexuales y encubrimiento que salpicó al propio pontífice.
El papa nombró administrador apostólico sede vacante, es decir, en espera del nombramiento de un nuevo obispo, a William Edward Lori, arzobispo de Baltimore a quien le ordenó “llevar a cabo una investigación sobre las denuncias de adultos contra el obispo Bransfield por acoso sexual”.
Lori se comprometió a realizar “una investigación exhaustiva en busca de la verdad en las problemáticas acusaciones contra el obispo Bransfield”.
Por otra parte, el cardenal Daniel DiNardo, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, encabezó la delegación estadounidense que se reunió con el pontífice en el Vaticano.
DiNardo solicitó la audiencia el mes pasado tras las revelaciones de que Theodore McCarrick, un excardenal caído en desgracia, había ascendido en el escalafón eclesiástico pese a que las altas esferas del Vaticano y de la Iglesia del país conocían las acusaciones de abusos sexuales en su contra.
Además de solicitar una investigación completa del Vaticano sobre el caso McCarrick, DiNardo pidió respuestas a las acusaciones de que una serie de funcionarios vaticanos -incluyendo Francisco- sabían del comportamiento del religioso desde el año 2000.