Cuando falta justo un mes este jueves para las elecciones presidenciales del 7 de noviembre en Nicaragua, el panorama en Managua luce poco electoral.
En las calles se observan las pancartas del presidente Daniel Ortega, quien figura como el candidato más conocido. Busca su cuarto mandato y el tercero de forma consecutiva.
Los otros seis partidos que participarán en la contienda mantienen un bajo perfil y solo uno ha colocado telas alusivas a las elecciones en algunos puntos de la capital.
En tanto, en las instituciones como el Ministerio de Salud, donde la gente acude a vacunarse contra el coronavirus, hasta en poderes del Estado como la Asamblea Nacional, las pancartas aluden a Ortega.
¿Qué opina la gente?
Los ciudadanos nicaragüenses, por su parte, se muestran apáticos y dicen que lo que urge es una solución al desempleo que, según datos oficiales, sigue en aumento.
Manuel Hernández, un ciudadano de aproximadamente 50 años, recorre Managua en su carreta ofreciendo leña para cocinar. Cuenta que a un mes de las elecciones en Nicaragua esa es la situación que le preocupa.
“Hay bastante desempleo por todo esto del COVID, nos cuesta vender la leña. La gente me dice que no hay dinero”, explica Hernández.
Como él, otros residentes de Managua expresan que la situación económica es lo que más los agobia, como es el caso Carla Borges, una mujer de aproximadamente 25 años.
“La tasa del desempleo me preocupa. Debido al problema sociopolítico y la pandemia esto se ha puesto peor”, dijo Borges la Voz de América mientras esperaba un transporte público.
Con la crisis sociopolítica que comenzó en Nicaragua hace tres años y que dejó más de 300 muertos, el desempleo también se vino a pique.
De hecho, en el primer trimestre de 2021 la tasa de desempleo abierto a nivel nacional registró en 4,9 por ciento, un incremento de 0,1 puntos porcentuales en relación al primer trimestre de 2020, cuando fue de 4,8 por ciento, según datos oficiales.
¿Promesas para generar empleos?
El oficialismo atribuye la crisis a las protestas contra Ortega.
En su primer discurso tras iniciarse la campaña electoral en Nicaragua, el mandatario prometió “continuar con el crecimiento y estabilidad” que sostuvo su gobierno años atrás y pidió a Washington levantar las sanciones impuestas en Managua.
“Tuvimos 11 años de crecimiento en la economía, de estabilidad, de avance en todos los campos, pero ¿qué pasó? Ya todos sabemos la historia… organizaron un golpe, un golpe terrorista; no podía ser un golpe de Estado, estos que conocemos donde entran los Ejércitos o los Policías y las Policías” arengó el mandatario el pasado 4 de octubre en un claro reconocimiento a la afectación económica.
De igual forma atacó a los precandidatos presidenciales y líderes opositores que mantiene encarcelados y los acusó de “lavar dinero a través de diferentes organismos”, según él para desestabilizar el país.
“Esos que están procesando ahora son vírgenes puras. ¡Son terroristas! Son los que organizaron a los terroristas”, dijo Ortega en alusión a los manifestantes y calificó a los obispos de ser “cómplices” de las protestas. “Esos obispos son terroristas también, ¡claro que son terroristas! En otros países estarían juzgados ya”, arengó.
Sin embargo, líderes de la oposición rechazaron las acusaciones y señalaron que “es solo una muestra más de la falta de legitimidad y legalidad de este régimen, que tuvo que recurrir al encarcelamiento de los principales líderes políticos que podían representar una alternativa real al poder en una elección libre y transparente”.
“La comunidad internacional y la ciudadanía nicaragüense están claras que quienes se encuentran presos no son ningunos terroristas, son ciudadanos cuyo único delito fue alzar su voz en contra del régimen”, comentó a la VOA la opositora de la Unidad Nacional Azul y Blanco Alexa Zamora.
Mientras, el precandidato presidencial Luis Fley, quien se exilió en Costa Rica, también respondió a las acusaciones vertidas del líder sandinista e indicó que Ortega “trató de justificar lo injustificable, acusando a los opositores que están en la cárcel de terrorismo”.
“Es una gran mentira, es una gran falsedad. Los que están en la cárcel son adversarios políticos de él. Estábamos compitiendo en un proceso electoral, si las elecciones eran libres, limpias y transparentes. Pero Daniel Ortega no quiere poner en riesgo su reelección. Por eso llevó a la cárcel a todos los que estábamos aspirando a participar en un proceso electoral”.
Fley concluye señalando que Ortega ya se impuso como el candidato único y su Consejo Supremo Electoral lo va a reelegir en los comicios próximos.
“El pueblo nicaragüense se quedará en sus casas este 7 de noviembre. No va a avalar un proceso electoral que es ilegítimo, que no reúne las garantías necesarias. Así es que Daniel Ortega será el presidente de un 10% de los nicaragüenses que son afines a su régimen. Pero el 90% no comulgamos con su modelo político, con su proyecto, con su dinastía”.
En total 4,3 millones de nicaragüenses están habilitados para votar el 7 de noviembre, según datos del Consejo Supremo Electoral (CSE).
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