Considerada una de las principales amenazas criminales en la región, la Mara 18 también conocida como “Barrio 18” sigue haciendo de las suyas no solo en Centroamérica sino también en Estados Unidos.
Los orígenes de la Mara 18 se remonta a Los Ángeles, donde tiene su origen la mayoría de las pandillas centroamericanas y según los historiadores que han seguido la trayectoria de estos grupos juveniles delictivos se conformó en sus inicios por mexicanos que eran rechazados por los otros grupos.
Es por este antecedente histórico que se considera a la Mara 18 como una de las primeras en abrirse a todas las razas y no segregarse en una sola como sí lo hacían las otras pandillas de la época.
Fue así que empezó a reclutar a jóvenes de todas las razas y procedencias siendo los salvadoreños, que huían de la violencia en El Salvador y que llegaban a Los Ángeles, los primeros centroamericanos en unirse a sus filas.
Para entender de dónde proviene su nombre, la Mara 18 está inspirada en pasajes bíblicos respecto al número de la bestia “666” que al sumar 6 + 6 + 6 da un total de 18, que es el número que los identifica.
Actualmente la Mara 18 está diseminada en Los Ángeles y en Nueva York y es considerada uno de los peores rivales de la MS-13. La policía de esas ciudades constantemente notifican del arresto y víctimas fatales como resultado del enfrentamiento entre ambos bandos.
Según datos del Banco Mundial, Hondura es el país con más homicidios intencionales, seguido por El Salvador donde se producen en promedio 69 asesinatos por cada 100.000 habitantes siendo las maras las responsable del 90 por ciento de las muertes.
En marzo de 2012 los líderes de la Mara 18 y su archirival, la Mara Salvatrucha MS-13, acordaron un tregua, en la que incluso participaron esferas del gobierno, pero hoy en día el diálogo ha cambiado puesto que no cumplió el objetivo para el que fue instaurado y más bien es considerado un fracaso, al punto que los gobiernos de los países centroamericanos involucrados no lo reconocen porque señalan es sinónimo de avalar la impunidad.