En sus primeros 100 días en el poder, el presidente Laurentino Cortizo se ha enfocado en reactivar la economía en medio de exigencias de los panameños para que acelere sus acciones de gobierno y una percepción temprana de que la inseguridad en las calles le está ganando terreno.
El empresario ganadero de 66 años asumió la presidencia de Panamá el 1 de julio para un periodo de cinco años al imponerse con algo más del 30% de los votos en los comicios de mayo, y debió enfrentar de inmediato el reto de reanimar una economía que se contrajo en el anterior quinquenio de Juan Carlos Varela después de liderar con dos dígitos el crecimiento en América Latina.
Ante lo que calificó como un agujero en las finanzas públicas, Cortizo logró una emisión de bonos en el mercado internacional por 2.000 millones de dólares para hacer frente a deudas multimillonarias con proveedores y contratistas del Estado, al tiempo que reformó más adelante una ley para alentar la poderosa industria de la construcción.
Dijo que lo “malo” en sus primeros meses en el poder había sido las condiciones en que encontró las finanzas, pero el mandatario ha expresado optimismo en que remediará la situación de desbalance, y confía en que sus medidas funcionarán para alentar la economía de mayor crecimiento en América Central.
Después de crecer un promedio por encima del 10% entre 2010-2014, gracias a mega obras como la ampliación del Canal de Panamá y la construcción del primer metro en Centroamérica, la economía retrocedió en el siguiente quinquenio. Las estimaciones oficiales y de organismos internacionales es que este año el crecimiento no rebasará el 5,0%. En 2018 alcanzó apenas el 3,7%, 1,7 puntos porcentuales menos que en 2017.
“Quizá el otro año en el primer semestre se pueda ver algunos resultados, pero hasta ahora no ha habido gran cosa”, estimó a la AP Rolando Gordón, profesor en Economía de la Universidad de Panamá.
De acuerdo con cifras oficiales, en tanto, el desempleo se ubica en alrededor de 6,5% (más de 100.000 desocupados en una fuerza económicamente activa de más de un millón), que contrasta con el 4,8% de hace cinco años.
“La verdad no vemos todavía el movimiento que esperábamos. La economía sigue lenta y no hay muchas oportunidades de trabajo”, opinó a la AP Josefa Rodríguez, una pequeña comerciante de 39 años en el centro de la capital. “El nuevo presidente decía que venía con un ‘buen gobierno’ pero hasta ahora no ha sido bueno para muchos”.
Cortizo, del Partido Revolucionario Democrático (PRD), que gobernó antes en los periodos 1994-1999 y 2004-2009, prometió llevar el progreso económico a los más desposeídos en un país con uno de los peores índices de distribución de la riqueza, según los expertos.
Los panameños están igual de preocupados por una sucesión de asaltos, incluso en restaurantes a plena luz del día, y un ligero repunte de la criminalidad desde el arribo del nuevo gobierno. De acuerdo con cifras del Ministerio Público, en los dos primeros meses de la nueva administración --julio y agosto-- se registraron 82 homicidios por diversas causas, cinco más que en igual periodo de 2018.
Aunque el número de crímenes está muy por debajo respecto a otros países de la región como Honduras, El Salvador y Guatemala, las nuevas autoridades panameñas reconocen que la violencia ha ido ganando terreno debido al narcotráfico y el pandillerismo. En Colón --la segunda provincia en importancia y donde la cifra de crímenes supera el medio centenar en lo que va del año-- se ha decretado un toque de queda nocturno para los menores y la policía está pidiendo que se aplique esa medida en otras zonas del país.
En una entrevista con canales de televisión locales divulgada el martes, Cortizo admitió que lo “feo” en sus primeros 100 días en el poder ha sido los asesinatos callejeros. “Cada homicidio, independientemente de donde venga, y la información que uno maneje, no es bueno”, señaló.
El gobierno dijo que pronto anunciará un plan de seguridad que, entre otras medidas, incluye la instalación de más de 2.000 cámaras de vigilancia en todo el país.
“Los maleantes siempre han estado, pero yo veo que ahora la situación está peor”, dijo Gloria Rodríguez, un ama de casa de 68 años mientras esperaba en una parada en las afueras de la capital. “¡Mire, a ese chino (señaló una tienda cuyo dueño es un asiático), le robaron hace unas semanas, casi lo matan, dos le dispararon, le robaron y no los han atrapado!”.