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Países del ALBA buscan estrechar lazos ante derecha en América Latina


El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habla con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, durante la cumbre de Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, el viernes.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habla con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, durante la cumbre de Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, el viernes.

Países de América Latina que pertenecen al ALBA-TCP, un mecanismo de integración que suele resistir a las políticas de Washington, se reunieron el viernes en Cuba, en momentos en que la derecha gana espacios en el continente y varias de las naciones que lo integran se encuentran sancionadas por Estados Unidos.

Encabezados por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, se presentaron a la isla el venezolano Nicolás Maduro, el nicaragüense Daniel Ortega, el boliviano Evo Morales y varios otros altos funcionarios de la decena de países que forman parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).

“Necesitamos articular planes, proyectos”, dijo el anfitrión Díaz-Canel, durante un discurso de bienvenida a sus aliados en la región.

“El ALBA-TCP es una bastión infranqueable contra los intentos de las fuerzas reaccionarias de aislar a Venezuela y Nicaragua”, agregó Díaz-Canel al destacar que incluyendo Cuba, varias naciones del grupo fueron sancionadas de manera unilateral por EE.UU. y sus corporaciones para presionar cambios en modelos elegidos por sus propios ciudadanos.

Creada por los expresidentes Fidel Castro y Hugo Chávez, la organización multilateral se inició como una unión de resistencia a una zona de libre comercio en todo el continente, bajo influencia estadounidense.

Junto con el crecimiento de sus miembros y en la medida en que gobiernos de izquierda tomaron el control en la década pasada, el ALBA-TCP no sólo se convirtió en un mecanismo de concertación política, sino también en uno de cooperación sur, que sirvió tanto para formar médicos y apoyar la reconstrucción de pequeñas islas del Caribe azotadas por huracanes como para fijar posiciones en bloque en Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos.

“Si no hubiera sido por el ALBA, el imperialismo ya hubiera intervenido militarmente en Venezuela”, indicó el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves. Junto a él, el boliviano Evo Morales llamó a sus colegas a no estar desmoralizados por los avances de la derecha en la región, apelando a la unión del conjunto.

El mecanismo que creció sólidamente en la pasada década comenzó a tener una membresía estancada y, este año, uno de sus socios más activos, Ecuador, pidió su retiro.

Cuba acaba de tener un fuerte encontronazo con el presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y retiró 8.000 médicos que se desempeñaban en el país sudamericano.

Brasil, una de las potencias latinoamericanas, nunca fue miembro del ALBA-TCP, pero las simpatías de los gobiernos precedentes hacia el mecanismo fue disminuyendo, y Bolsonaro expresó su animadversión a la orientación izquierdista de algunos de sus miembros.

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