Azael Parraga llegó hace año y medio a un orfanato en una barriada de Caracas. Obligada por el hambre, su familia lo dejó en manos de otros.
“Estoy aquí hace un año y medio, y estoy aquí porque en mi casa no había mucha comida, y la situación del país era muy difícil”, cuenta Azael Parraga.
La Casa Hogar Domingo Savio tiene capacidad para 24 jóvenes entre 0 y 15 años. Hoy sólo pueden garantizar alimentación a nueve.
El director de la casa hogar, Miguel Rebolledo, dijo que en los últimos seis meses la demanda de familias pidiendo refugio para sus niños ha aumentado considerablemente.
“Ha sido una constante últimamente que llegan a la puerta entregándonos a sus hijos, hubo uno que me quería entregar a sus cinco muchachos por la misma situación no tienen cómo alimentarlos”, cuenta el director de la Casa Hogar Doingo Savio, Miguel Rebolledo.
Cerca del orfanato, se encontraba Lenny, una mujer con sus cinco hijos buscando entre la basura, esperando por una ayuda para comer.
“Aquí hay personas que me ayudan con la comida de ellos”, señala esta madre venezolana.
Ella es de las que se opone a dejar a sus pequeños en un orfanato
“Me estaban diciendo que regalara a éste y yo dije no. Yo a mis hijos no los voy a regalar, yo nunca he estado en esta situación, yo estoy así por culpa del presidente”, afirma Lenny.
No hay estadísticas oficiales de cuántos niños son abandonados o enviados a orfanatos por sus padres por razones económicas en Venezuela.
