En el encuentro de los presidentes de Bolivia e Irán se reafirmó su alianza de tinte anti-imperialista. Los líderes prometieron ampliar la cooperación económica pero evitaron referirse a las crecientes presiones internacionales contra los planes nucleares de Teherán.
La visita de menos de seis horas que realizó a Bolivia el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, fue ensombrecida por las críticas de líderes opositores bolivianos, pronunciamientos de la comunidad judía y una huelga de hambre contra el mandatario iraní por haber negado el Holocausto.
El diputado Pablo Klinsky alertó que Irán esta “detrás del uranio para su programa nuclear” y denunció la presunta venta de uranio boliviano a Irán. El candidato presidencial, Manfred Reyes Villa, criticó la visita de Ahmadinejad y aseguró que se trata de una "amenaza velada" a la oposición política del país.
A su turno, el presidente del Círculo Israelita en Bolivia, Ricardo Udler expresó su preocupación por la visita del mandatario iraní por las declaraciones que realizó ante la ONU negando el Holocausto y por haber amenazado públicamente "con hacer desaparecer del mapa al Estado de Israel".
Lo singular de las protestas fue la huelga de hambre ambulante que realizaron algunos ciudadanos mientras duró la visita del mandatario iraní.
Pese a estas manifestaciones, los presidentes de Bolivia e Irán reafirmaron su alianza de tinte "anti-imperialista" y prometieron ampliar la cooperación económica. Reconocieron, además, el "derecho legítimo" de los países por el uso y desarrollo de energía nuclear con fines pacíficos en el marco del derecho nuclear internacional.
En un comunicado conjunto, los mandatarios condenaron la "doble moral de algunas naciones sobre la materia" y solicitaron a los países poseedores de armas nucleares su eliminación.
En el documento, los gobiernos de Teherán y La Paz expresaron también su condena "a los crímenes en Gaza y Palestina" y solicitaron "que se declare a la región del Medio Oriente libre de armas nucleares, para lo que deberá destruirse todo arsenal instalado en los territorios ocupados de Palestina".
Durante su visita, el presidente de Irán entregó a su colega boliviano una planta procesadora de lácteos y un hospital con financiamiento iraní y manifestó su interés para cooperar en la industrialización de las cuantiosas reservas de litio en Bolivia.
Por su parte, el presidente Evo Morales le dijo al mandatario Ahmadinejad que "encarna la lucha por la dignidad del pueblo iraní" y que esa es la coincidencia con su propia lucha.
La visita del presidente iraní pasó casi inadvertida en medio de una caldeada campaña electoral para las elecciones del seis de diciembre.
La oposición política aseguró que el presidente de Irán llegó al país en la perspectiva de lograr el apoyo diplomático de Bolivia frente a las sanciones internacionales que soportaría la nación islámica por efecto de su programa nuclear.