La situación humanitaria en el este de República Democrática del Congo, una región asolada por los conflictos, se ha deteriorado de forma alarmante en los últimos 18 meses, con ocho millones de personas que necesitan ayuda urgente y mujeres y niñas sometidas a violencia sexual a gran escala solo en tres provincias, dijo una alta funcionaria de Naciones Unidas el martes.
Edem Wosornu, directora de operaciones de la oficina humanitaria de la ONU, que acaba de regresar de un viaje al país con los directores de emergencias de las agencias de la institución y de organizaciones humanitarias, dijo que lo que vieron y oyeron “fue impactante, desgarrador y aleccionador”.
La situación en las provincias de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri “es francamente la peor que hemos visto nunca”, afirmó, y eso en un país donde más de 26 millones de personas pasan hambre y necesitan comida.
Wosornu explicó en una conferencia de prensa que la violencia de género “se está perpetrando a una escala masiva y angustiosa”, con más de 35.000 sobrevivientes que buscan acceso a tratamiento y servicios tras los ataques reportados solo en los seis primeros meses del año en esas tres provincias. Dado que solo una parte de las sobrevivientes denuncian este tipo de violencia, apuntó, “es probable que la cifra sea mucho más alta”.
El conflicto lleva décadas latente en la región oriental del país, rica en minerales y donde, según Wosornu, más de 130 grupos armados se enfrentan por el control de la tierra y las minas, aunque algunos tratan de proteger a sus comunidades.
Recientemente, los ataques de las Fuerzas Aliadas Democráticas, que se cree que están ligadas al grupo extremista Estado Islámico, también se han incrementado, así como la violencia entre comunidades.
Gabriella Waaijman, directora humanitaria global de la ONG Save the Children International, que también estuvo en el viaje, dijo que el país registra el mayor número de violaciones graves contra los menores y una de las mayores cifras de desplazados en el mundo, mientras que los desplazamientos internos se incrementaron en un millón este año.
La escala del sufrimiento y la insuficiencia del financiamiento han dejado a los trabajadores humanitarios en la imposible situación diaria de decidir si dan prioridad al agua, al refugio o a la asistencia médica al flujo constante de nuevos desplazados. Y una de las consecuencias de esas abrumadoras necesidades es que miles y miles de niños no pueden ir a la escuela, agregó.
La ONU pidió 2.300 millones de dólares para ayuda humanitaria para República Democrática del Congo este año, pero ha recibido apenas un tercio de esa cantidad, 764 millones, explicó Wosornu, y no ha podido atender más que a 1,4 millones de personas, “una pequeña parte de los que necesitan ayuda”.
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