El brote de coronavirus sigue siendo una emergencia para China y es imposible saber dónde se propagará la epidemia, dijo el sábado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.
Tedros dijo a los asistentes a la Conferencia de Seguridad de Munich, Alemania, que estaba alentado por las acciones que China había tomado para frenar la propagación del virus, pero que todavía estaba preocupado por el creciente número de casos.
Las acciones de China, dijo el funcionario, han permitido al mundo "comprar tiempo" ante esta crisis sanitaria e instó a los gobiernos a intensificar sus esfuerzos para prepararse para el virus, diciendo que "es imposible predecir qué dirección tomará esta epidemia".
Funcionarios franceses dijeron el sábado que un turista chino, de avanzada edad, contagiado con el coronavirus había muerto, convirtiéndose en la primera víctima mortal en Europa y la cuarta fuera de China continental debido a una epidemia que ha sacudido al mundo.
“En la OMS estamos preocupados por la crisis potencial que este coronavirus podría provocar en países con sistemas sanitarios más débiles”, comentó. En varios países africanos o de América Latina, los sistemas de salud no están preparados para enfrentar una crisis como la que ha vivido China, por lo que los esfuerzos para contener la enfermedad se están itensificando.
"Nos alienta que un equipo internacional de expertos ahora esté trabajando sobre el terreno con sus homólogos chinos para comprender el brote", dijo Tedros en la Conferencia de Seguridad de Munich.
Pero agregó que la agencia está "preocupada por el aumento continuo en el número de casos en China" y por los informes sobre el número de trabajadores de la salud que han sido infectados o fallecidos.
"Estamos preocupados por la falta de urgencia para financiar la respuesta de la comunidad internacional", aseguró.
"Debemos aprovechar la oportunidad que tenemos para intensificar nuestra preparación", agregó e insistió en que China ha comprado tiempo, pero "No sabemos cuánto tiempo".
El 23 de enero, el gobierno de China suspendió la mayor parte del acceso a Wuhan, la ciudad en el centro del brote. Las restricciones se han expandido a ciudades con un total de 60 millones de personas en las medidas más amplias contra la enfermedad jamás impuestas. Se ordenó el cierre de restaurantes, tiendas y otros negocios en todo el país.